OpiniónPORTADA

Sacrifican dos veces a Minerva Hernández

  • Primero el PRD y, ahora el PAN, la bajan de la contienda a la gubernatura de Tlaxcala

PERSPECTIVA; OPINIÓN

Política y electoralmente, la actual Senadora panista, pero de origen perredista, Minerva Hernández Ramos, ha sido sacrificada en dos ocasiones distintas por las dos dirigencias partidistas a las que ha pertenecido.

Es decir, en dos ocasiones se ha bajado voluntariamente, o la han bajado involuntariamente, de la contienda a la gubernatura de Tlaxcala.

La primera vez que Hernández Ramos sucumbió a los intereses de su partido inicial, el PRD –instituto político en el que se formó y creció impulsada por el exgobernador del Sol Azteca, Alfonso Sánchez Anaya-, fue en el proceso electoral de 2010, comicios donde también se renovó la gubernatura de la entidad tlaxcalteca.

En esa ocasión, y a 8 días de las votaciones para la elección a gobernador, exactamente el sábado 26 de junio de 2010, Minerva Hernández, entonces candidata de la coalición “Transparencia y Honestidad por Tlaxcala” del PRD-PT y el extinto Convergencia, anunció formalmente su declinación a favor de la panista Adriana Dávila Fernández, abanderada de la alianza “Por el Progreso de Tlaxcala” conformada por el PAN-Panal-PAC.

Ese día, en un salón del Hotel Posada San Francisco de la capital tlaxcalteca, Hernández Ramos leyó el documento denominado “Acuerdo para el Cambio y el Rescate de Tlaxcala”, durante la lectura contuvo el llanto.

La entonces candidata del PAN, Adriana Dávila, pactó el compromiso de que incluiría en sus propuestas el plan de trabajo y los ofrecimientos de campaña de la entonces perredista.

Ese 26 de junio de 2010, como ocurrió hace dos días –el 17 de enero de 2021-, se le reconoció a Minerva Hernández su “capacidad” y las condiciones que quiere para Tlaxcala.

A esa histórica conferencia de prensa, constataron el acuerdo y la dimisión de la perredista los dirigentes nacionales del PRD y PAN, Jesús Ortega y César Nava. El entonces secretario general de Convergencia, Armando López y los dirigentes estatales del Sol Azteca y Acción Nacional, Luis Roberto Macías Laylle y Benjamín Ávila Márquez también estuvieron presentes.

Y 11 años después, nuevamente se repite la triste historia para Minerva Hernández, pero con otros colores partidistas.

Al cierre del año 2020, la actual militante y Senadora del PAN, Minerva Hernández, presentó ante el dirigente nacional de Acción Nacional, Marko Cortés Mendoza, su carta de intención de ser la candidata panista a la gubernatura del Estado de Tlaxcala y buscar su postulación en la alianza “Unidos por Tlaxcala”, conformada por los partidos PAN-PRI-PRD-PAC y PS.

Tras haber sido aceptado su interés, y haber recibido luz verde, de contender internamente con la priista Anabell Ávalos Zempoalteca para ser la candidata de la coalición, Hernández Ramos se reunió con el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, así como con estructuras panistas, perredistas, del PAC y PS.

Pero sus acercamientos, no le alcanzaron para convencer a los dirigentes de estos cinco partidos para ser la opción viable para contender por el Ejecutivo de Tlaxcala en las próximas votaciones del 6 de junio de este 2021. El desenlace ya lo conocemos.

Ahora la dirigencia nacional y estatal del PAN, fueron quienes sacrificaron política y electoralmente a su precandidata Minerva Hernández, tal y como sucedió hace 10 años pero con los presidentes del CEN y CDE del PRD.

El pasado 17 de enero de 2021, los dirigentes estatales del PAN-PRI-PRD-PAC y PS, con el aval y visto bueno de sus dirigencias nacionales, se pronunciaron a favor de la priista Anabell Ávalos Zempoalteca para que sea ella quien encabece la alianza “Unidos Por Tlaxcala”, para competir por la Gubernatura del Estado en las votaciones del 6 de junio de este año.

Esta vez, por la pandemia del COVID-19, Minerva Hernández Ramos no acudió personalmente a esta declinación, pero fue su partido, el PAN, el encargado de hacer el anuncio en su nombre de bajarse de la contienda al gobierno estatal.

Es la segunda vez que Hernández Ramos se queda en el camino, antes de llegar a las urnas.