Opinión

Cumplir lo firmado

Por Abel Flores

El pasado 9 de septiembre, 52 de los 60 alcaldes de Tlaxcala, firmaron el Decreto por el cual se establecen limitantes y horarios para la operación de los establecimientos destinados a la venta y consumo de bebidas alcohólicas.

En aquella mañana, en presencia de la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuellar Cisneros, el secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, expresó que es responsabilidad del gobierno mantener la gobernabilidad y la armonía social, “por ello se hace necesaria la regulación y limitación de la venta de bebidas alcohólicas, a efecto de salvaguardar la integridad de las personas y sus bienes”, afirmó.

Pero como siempre, la mayoría de los alcaldes hicieron a un lado el Decreto y hasta el momento no han puesto orden en sus municipios, la comercialización de alcohol se realiza sin restricciones, diversos establecimientos operan al margen de la ley, y muchos de ellos ni si quiera tienen los permisos para su venta.

Además, las faltas de medidas de seguridad de algunos establecimientos en los cuales venden bebidas alcohólicas a altas horas de la madrugada, y que son bares disfrazados de salones de bailes donde ocurren todo tipo de conductas impropias en las narices de los propios presidentes municipales.

O una de dos, no les interesan en lo más mínimo la seguridad y bienestar de los lugareños, o tienen negocios turbios con todos aquellos establecimientos a los que les permiten la venta de alcohol. La venta de alcohol entre jóvenes se ha incrementado, de ahí la preocupación del gobierno estatal por establecer restricciones, para su venta.

En nuestro país, muere cada 40 minutos al menos una persona por padecimientos hepáticos directamente asociados al consumo de bebidas etílicas. El alto consumo de alcohol provoca un acelerado incremento en la incidencia de enfermedades y padecimientos renales y del hígado, lo cual se traduce necesariamente en elevadas tasas de mortalidad que generar pérdidas irreparables tanto en términos sociales como económicos.

Además, el consumo de alcohol y la violencia constituyen una de las principales preocupaciones importantes de salud pública.

Por, ello si los presidentes municipales no dimiten de ser tibios en este asunto, y dejan a un lado la hipocresía, y sus negocios obscuros, los únicos que sufrirán las consecuencias de su negligencia serán las familias de cada una de sus circunscripciones y los índices de violencia se incrementarán, para que luego después se laven las manos y culpen a otros de su incapacidad