OpiniónPORTADA

Con dinero baila el Huehue; Carnaval sí era negocio…

  • Si no les pagan no participan, dicen, los organizadores no lo hacen por conservar las tradiciones o la cultura, sino más bien por recibir un beneficio a cambio, por eso cada año hay más camadas

Extremadamente mal se están viendo las personas que desde el fin de semana replican una imagen de la convocatoria que se abrió para las camadas de huehues a fin de que se apunten para participar en el desfile de carnaval, y sobre esta escribieron que si no hay apoyo económico no habrá fiesta en la capital.

Con esto solo están dejando al descubierto lo que el secretario de cultura ya había anunciado: que el carnaval de Tlaxcala es un negocio para muchos.

Con la consigna de que si no les pagan no participan solo reafirman que una de las fiestas culturales más emblemáticas del Estado es una faramalla que se mueve dependiendo de cuánto dinero se está dispuesto a invertir, y que los únicos beneficiados son quienes cada año están al frente de los grupos de danza.

Es reprobable que los representantes de las camadas primero vean cuánto les va a tocar y luego decidan si les conviene o no participar, sobre todo cuando el carnaval de Tlaxcala ya es mundialmente reconocido y cuando es bien sabido que esta fiesta es una tradición, pero nadie se imagina que, en realidad, es un mero negocio.

Antonio Martínez Velázquez no se equivocó cuando dijo que darles dinero significa hacer mal uso de este, y ahí está la prueba: «primero cobro y luego bailo»; lo malo es que a quienes de verdad soportan el calor, la sed y el cansancio bajo las máscaras y los pesados trajes de lentejuelas no les dan nada más que las gracias, pero, por el contrario, también deben cooperar para que la fiesta salga bien.

Los representantes son los ganones de todo esto, quienes se emborrachan durante sus presentaciones y terminan el día ahogados en alcohol denigrando la cultura de Tlaxcala, los representantes son quienes prefieren contratar a un buen grupo musical para el remate que realzar la identidad de las danzas, los representantes, quienes ya se habían acostumbrado a recibir dinero y no comprobar nada.

Ahora sí, con la disposición de la Secretaría de Cultura se va a ver quien es carnavalero de corazón y no por negocio, ahora sí se va a ver quien prefiere salir a bailar antes que estirar la mano, ahora sí veremos quien apoya a la fiesta y quien le llora al dinero.