OpiniónPORTADA

Por protocolo…

  • El uso de una tanqueta blindada desde la que rociaron agua para dispersar a las mujeres que se manifestaban frente al palacio de gobierno con el argumento de no permitir que dañaran la infraestructura pública fue criticado a nivel nacional, y la detonación de un arma de fuego para disuadir a los pobladores que no permitían el rescate de presuntos ladrones fue señalado por los vecinos de Zacatelco, pero ¿lo que vimos no fue más que la aplicación del nuevo protocolo de la SSC?

La semana pasada dos acciones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) fueron señaladas y criticadas por los tlaxcaltecas, una de ellas escaló y llegó a los medios de comunicación nacionales, quienes no tardaron en reaccionar de manera negativa al tratarse de un acto contra mujeres que conmemoraban su día.

Se trató del uso de una tanqueta blindada desde la que rociaron agua con el argumento de dispersar a un grupo de féminas que al momento reaccionaba de manera violenta en contra del palacio de gobierno; su enojo se debía a la colocación de vallas metálicas para proteger el edificio de los daños que pudiera sufrir a consecuencia de la manifestación del 8 de marzo.

La segunda se dio cuando un grupo de presuntos ladrones del transporte público fue retenido por pobladores de Zacatelco y estos se negaban a entregarlos a las autoridades; uno de los elementos de seguridad estatal desenfundó un arma y la detonó al aire en 5 ocasiones, generando pánico e incertidumbre entre los inconformes.

Aunque estas acciones no fueron justificadas por los ciudadanos, quienes vieron los hechos como un posible abuso, podrían estar dentro del marco legal y podrían tratarse de la actuación conforme al nuevo protocolo para evitar actos violentos y/o linchamientos en la entidad.

Dicho protocolo, que fue adoptado por las autoridades estatales y los ayuntamientos, contempla el uso de la fuerza y el uso de la fuerza letal en caso de ser necesario y, por lo que se ha podido notar, las autoridades están dispuestas a ejercerlo priorizando el orden.

Podríamos estar frente a una etapa en la que la policía estatal ya no está dispuesta a tolerar que los conflictos sociales se les escapen de las manos y existan consecuencias fatales, pero también podríamos estar frente a una etapa en la que los manifestantes tengan que medir sus actos y evitan que los uniformados tengan que actuar de manera estricta, por así decirlo.

Por lo tanto, al parecer lo mejor será que se conserve el orden y la ciudadanía evite intentos de justicia por propia mano o caer fuera de la ley, ya que, de lo contrario, episodios como el del miércoles y el sábado serán visibles cada vez que haya oportunidad.