OpiniónPORTADA

No conoce su pueblo, pero lo quiere presumir…

Así le pasó al presiente municipal de Tlaxcala, Jorge Corichi, luego de que inauguró unas letras monumentales que ya existían, pero que por capricho quiso cambiar por unas que le dieran más “identidad” a su pueblo, pero se le olvidó que su gobierno se limita a 11 comunidades y 7 colonias y no a todo el Estado.

Y es que, en sus letras, Corichi mandó a plasmar la cultura y tradiciones de Tlaxcala, pero le grabaron las de los 60 municipios y no de su demarcación, pues para empezar la base del letrero es la serpiente que aparece en el mural de la zona arqueológica de Cacaxtla.

Luego, para iniciar, en la “T” están grabados los escudos de los 4 señoríos de la antigua república de Tlaxcallan, cuando solo Tizatlán pertenece a la actual capital, acompañados por los 4 Señores de Tlaxcala, o sea, los jefes de cada señorío.

En la “L” está un grabado con la imagen de Xicohténcatl, un grabado que hace alusión a Tlahuicole, que, si bien era tlaxcalteca, fue de origen otomí, es decir, tampoco de la capital, el hombre ave y el hombre jaguar de Cacaxtla y algunas escenas del mercado de Ocotelulco (en Totolac).

En la “A” se puede ver a algunos guerreros similares a los que plasmó Desiderio Hernández Xochitiotzin en los murales del Palacio de Gobierno.

En la “X” también se pueden ver varios guerreros y al centro una réplica del encuentro entre Xicohténcatl “el viejo” y Hernán Cortés a su llegada a Tlaxcallan.

En medio letrero, como se puede notar, nada hace alusión a la Tlaxcala que gobierna Corichi, es decir, nada más que lo referente al señorío de Tizatlán es propio de la capital.

La letra “C” está dedicada a Nanacamilpa con sus luciérnagas, al pan de fiesta de Huactzinco y Totolac, una ofrenda de Día de Muertos y otras ilustraciones que no se aprecian claramente; en las esquinas se observa la torre del exconvento de San Francisco repetida desde dos ángulos diferentes, una desde la plaza de toros y ora desde la capilla real o capilla abierta.

En la “A” se observan huehues de carnaval de Yauhquemehcan, de Totolac o Panotla, de Contla, de Zacatelco y uno que pudiera ser bien de Papalotla o, plagiando el estilo, de Acuitlapilco.

La siguiente “L” está dedicada a la charrería y la tauromaquia, tampoco propias de la capital, aunque se celebren los más importantes encuentros en la Feria Tlaxcala, la feria no es de la capital y los grupos de charros, ganaderías y toreros, tampoco son de ahí.

Y al final la tercera letra “A”, pareciera que esa sí está dedicada al municipio de Tlaxcala, porque se plasmaron un bastón de Tizatlán, un cántaro en forma de “patito” de Atlahapa, un trompo de madera alusivo a los artesanos de Tizatlán, pero el pero no podía faltar, porque también se pueden ver un sarape de Contla o Chiautempan, títeres de Huamantla y un jarrón de talavera de San Pablo del Monte.

Es decir, las letras que Jorge Corichi mandó hacer para resaltar al municipio de Tlaxcala, tienen muy pocos motivos del municipio de Tlaxcala.

Su servidor pregunta: dónde está la Basílica de Ocotlán, el emblemático acueducto de Atempan, la pirámide o el templo de Xicohténcatl en Tizatlán, la laguna de Acuitlapilco, los portales del centro histórico, las flores del jardín botánico de Tizatlán, el pocito, las escalinatas, y todas las demás cosas que la propia capital tiene para visitar y que ni siquiera su presidente municipal conoce.

Tal parece que las ideas para decorar las letras, muy bien hechas por los artesanos, eso no se puede negar, salieron de Google cuando “alguien” escribió en el buscador “Qué hay en Tlaxcala”, pero le apareció lo de todo el Estado y no lo de la capital que, a un año, Jorge Corichi ni siquiera conoce y que tuvo que salir a recorrer, aunque sea solo unas calles, porque después del palacio de la cultura, de un lado, y del monumento a Tlahuicole, del otro, ya siente que se pierde.