OpiniónPORTADA

Contra el patriarcado, con los hombres por delante

  • El doble discurso de las feministas hace evidente que su lucha ya no es legítima, y que solo van a destruir; los hombres que destruyen igual que ellas tienen su aprobación, pero no los que las cuidan, esos son acosadores

Para luchar contra el patriarcado, contra el acoso y contra el machismo hacen falta hombres, o al menos eso es lo que demostraron las integrantes de la colectiva “Medusas Sufragistas” que se manifestaron el pasado 8 de marzo en la capital.

Y es que, así como actuaron, solo evidenciaron el doble discurso que promueven y el resentimiento, odio hasta cierto grado, que tienen hacia los hombres que no piensan en destruir igual que ellas, pues quienes las cuidan de que no se hagan daño por sí mismas, con sus actos, terminan siendo los acosadores.

La lucha de las feministas encapuchadas dejó de ser legítima desde el momento en que permitieron que hombres se involucraran en sus marchas, desde que son los hombres los que hacen el trabajo, desde que son hombres los que las mueven y desde que son hombres los que gritan que se acabe el patriarcado, imponiendo su autoridad por encima de las mujeres.

¿Será acaso que para terminar con el machismo necesitan de los hombres? Y si no, ¿entonces por qué dejar que ellos tomen la iniciativa en la lucha de mujeres?, ¿será acaso que el discurso feminista es falso y todo se reduce a un juego donde los hombres están detrás de todas ellas?

Es ahí donde también se demuestra que todo se trata de una faramalla orquestada para agredir a las autoridades, a los gobiernos, a quienes están al frente y no piensan igual que ellos (ya no ellas) y que al final las mujeres solo son el medio que utilizan los hombres para manifestar su poder.

Estoy hablando, claro, de los líderes políticos que, tal parece, están detrás de las marchas del 8M, al menos detrás de esas mujeres encapuchadas que al final sin los hombres no hacen nada, la verdad.

Ahora bien, el rechazo hacia los hombres que las cuidan, que las vigilan que no hagan desmanes ni destruyan cosas, que van con ellas durante su marcha, eso solo hace evidente que no van de forma pacífica, sino que el objetivo es claro: llegar y arremeter contra todo, y cuando la carga es pesada, como las vallas metálicas que no las dejaron avanzar, entonces ahí entra la fuerza masculina que ellas mismas llevan y que las empodera si alguien se atraviesa.

Las mujeres vestidas de negro, las encapuchadas, las Medusas Sufragistas, como se hacen llamar, no están a favor de la lucha de las mujeres, están a las órdenes de los hombres, de unos hombres cuyo objetivo es utilizarlas y utilizar el #8M para sentirse poderosos cada año.