OpiniónPORTADA

Violencia Normal

  • Estudiantes de la normal Rural de Panotla rompieron el silencio ante los abusos que sufren; es la primera vez que existe un grupo disidente y está dispuesto a desenmascarar a la «cúpula», para acabar con el maltrato dentro de la institución. Esta es la realidad

En las últimas semanas se han divulgado fotografías y videos donde estudiantes de nuevo ingreso de la Normal Rural “Benito Juárez” de Panotla acusan maltrato físico y psicológico por parte de alumnas de grados más avanzados, luego estas respondieron que no es así y se desató una controversia en redes sociales por el caso.

De todo esto alguien debe decir la verdad y alguien seguramente está mintiendo, por eso este servidor se dio a la tarea de indagar un poco más y a continuación describo la situación.

Para lograrlo, existen entrevistas con autoridades educativas y con algunas de las jóvenes que dijeron haber sido víctimas de los presuntos casos de violencia, y al parecer la situación es más grave de lo que se ve a simple vista.

Es claro que los videos y fotografías fueron filtradas por alumnas que ya no están dispuestas a tolerar más, eso lo saben las líderes, por eso de inicio diremos que por primera vez existe un grupo de alumnas que no está de acuerdo con lo que está pasando dentro de la Normal porque no es la primera vez que esto sucede, es decir, por primera vez en muchos años existe un grupo disidente y urge que haya acciones para evitar que se siga dando esa situación.

Este grupo está dispuesto a cooperar para “limpiar” la educación de las normalistas y hacer que esa escuela prospere y corrija el rumbo, para retomar la finalidad por la que fue creada: formar a futuras educadoras apoyando a las jóvenes de escasos recursos a través de hospedaje, alimentos y algunos artículos de primera necesidad.

Es mentira lo que las líderes estudiantiles dicen sobre la suspensión de alimentos, por parte del gobierno, la comida sí llega, pero los camiones que la llevan son desviados para Puebla, en apoyo a una escuela Normal donde sí se les suspendieron los alimentos.

A cambio, castigan a las recién ingresadas enviándolas a los cruceros a pedir dinero para comprar su propia comida, la cuota que deben entregar cada día es de 300 pesos por cada una, y quien no cumple o no entrega el dinero completo lo debe poner de su bolsa.

Las denuncias de que las ponen a hacer ejercicio en la noche y la madrugada son ciertas, bajo amenazas las obligan también a hacer los quehaceres a altas horas de la noche, y en ocasiones no duermen; la semana pasada no durmieron 4 días para ponerse al corriente con sus pendientes.

Para que no se quejen, al inicio del semestre les hacen firmar un documento en el que una de las cláusulas establece que deslindan al comité estudiantil de las repercusiones que se puedan generar hacia cada alumna durante su estancia en la escuela, es decir, autorizan bajo amenaza que se les castigue o violente con tal de seguir estudiando.

También deben asistir a una semana de adaptación, que no es otra cosa más que enseñarles los gritos y consignas de lucha para sus manifestaciones, exponiéndolas a condiciones extremas para que “aguanten” cuando salen a bloquear carreteras o caminar varias horas bajo los rayos del sol”.

De este documento ABC Noticias posee una copia.

Las alumnas también están obligadas a no difundir información alguna sobre lo que se hace dentro del plantel, ya que será motivo de castigo y cualquier mención de lo que acontece será tomado como una mentira.

Existe la consigna de que, si algún medio de comunicación publica lo que realmente pasa, tienen que reportar la página para que Facebook la suspenda o la cancele.

En pocas palabras, lo que se hace en la Normal se queda en la Normal, y si algo sale habrá repercusiones, pero, a su vez, quien sea objeto de esas repercusiones ya firmó por adelantado la autorización para que se le castigue. Así son las verdaderas condiciones de la Normal “Benito Juárez”.

La escuela está controlada por una cúpula, formada por cinco estudiantes del tercer año, ese grupo se divide luego en 17 carteras, cada una con su líder, y estas se encargan de verificar que todo se realice correctamente; ellas tienen subordinadas, que son las de segundo año.

La cúpula es la que se encarga de dirigir todo, desde las marchas hasta las entrevistas y acuerdos con las autoridades educativas del Estado, y nadie puede decidir más que ellas, ni siquiera los profesores.

La escuela está en manos de casi la mitad de su plantilla estudiantil, y el rango más bajo lo tienen las de nuevo ingreso, que sufrirán las consecuencias todo el año, hasta que haya nuevas estudiantes.

Así, la violencia en la Normal ya es “normal”, porque ha pasado de generación en generación sin que nadie se entere, porque nadie puede hablar, entonces, los rumores de esa escuela son ciertos, el maltrato, la violencia, los desmanes, las fiestas con alcohol, todo es cierto, solo que, por primera vez, quieren que eso se termine y están llamando a las autoridades a actuar ya, antes de que otra cosa pueda ocurrir.