OpiniónPORTADA

Puebla-Tlaxcala: 20 años sin avances de políticas metropolitanas

Por José Luis Ramírez Romero

La decisión unilateral del Ayuntamiento de San Pablo del Monte de fijar los límites del municipio dentro de la Junta Auxiliar de La Resurrección, aludiendo a un viejo decreto presidencial, reavivó un problema que ha estado vigente en las últimas décadas: la definición territorial de los estados de Tlaxcala y Puebla en la zona conurbada que ambas entidades comparten.

El pasado viernes 3 de junio, representantes del municipio gobernado por el edil Raúl Tomás Juárez Contreras colocaron un letrero en la barranca conocida como “Puente Cuata”, en el que se marcaba dicho territorio como tlaxcalteca, y para “defenderlo”, invocaron el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 15 de diciembre de 1899, en el cual se establecen los límites de ambas entidades federativas.

Esta acción generó la inconformidad de pobladores de esta localidad, que se consideran poblanos, y la advertencia del gobernador Miguel Barbosa Huerta al alcalde tlaxcalteca de no poder quitarle a su estado el territorio reclamado.

Esta desavenencia con el gobierno de Puebla motivó que la gobernadora Lorena Cuéllar se desmarcara de la colocación de mojoneras por parte del Ayuntamiento de San Pablo del Monte, y que manifestara que el asunto deberá ser resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aunque aún no llega a tal instancia.

También anunció una reunión entre autoridades estatales de ambas entidades para abordar la situación que, por un lado, hizo patente las debilidades del aparato estatal de Gobernación, que reaccionó tarde a la actuación de una autoridad municipal que abrió un escenario de riesgo de conflicto social y tensión política, y por otro, evidenció que no hay avances concretos en la atención del fenómeno de conurbación que existe en la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala.

A finales de marzo pasado, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y los gobiernos de ambos estados, instalaron la Comisión de Ordenamiento Metropolitano para generar políticas públicas que den solución a los problemas que enfrentan los 39 municipios que integran esta área conurbada.

Sin embargo, desde 2004 se integró un Programa de Ordenación de la Zona Conurbada y una Comisión de Conurbación, en el marco del Convenio de Delimitación de la Zona Conurbada de Puebla y Tlaxcala, que no se cumplió por las autoridades de los tres órdenes de gobierno en ambas entidades.

En ese entonces, se crearon seis subcomisiones (Desarrollo Urbano, Seguridad Pública, Ecología, Parque Nacional La Malintzi, Desarrollo Económico, Comunicaciones y Transportes) cuyas resoluciones debían informarse a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

A pesar de la identificación de problemas prioritarios, como el saneamiento de los ríos Zahuapan-Atoyac, la reforestación del Parque Nacional La Malintzi, la generación de reservas territoriales para la construcción de vivienda, la dotación de infraestructura básica, la prestación del servicio público de transporte de pasaje interestatal y la regularización de predios, los impactos adversos del rezago en su atención son palpables en estos momentos.

En prácticamente 20 años, no han existido acciones contundentes para revertir los índices de marginalidad de esta zona metropolitana, la cual está inmersa en la megalópolis más poblada del mundo y sigue sin desarrollar políticas poblacionales metropolitanas que garanticen el desarrollo sustentable de la región, pese a su acelerado desarrollo poblacional.

La falta de coordinación e interés de parte de las autoridades locales en dicho periodo ha inhibido la atracción de recursos extraordinarios para la atención de los problemas sociales que imperan en la franja limítrofe, calificada como un cinturón de miseria.

Pero lo más grave es la ausencia de un órgano consultivo de coordinación permanente de carácter técnico, que planee, regule y administre de manera conjunta con los gobiernos estatales y municipales el fenómeno de conurbación regional, con base en un programa de ordenamiento urbano actualizado de la región conurbada Puebla-Tlaxcala.

La nueva Comisión de Ordenamiento Metropolitano tiene muchos pendientes. ¿Habrá voluntad política esta vez para darle un jalón a la solución de este añejo problema?