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Por revancha, fue la destrucción de Zultépec-Tecoaque hace 500 años: INAH

  • Contextos arqueológicos hallados en la calzada principal y en aposentos cercanos a la misma, son testimonio de la represalia acometida por Gonzalo de Sandoval

Contextos arqueológicos hallados en la calzada principal y en aposentos cercanos, son testimonio de la represalia acometida y destrucción de Zultépec-Tecoaque en el municipio de Calpulalpan hace 500 años por Gonzalo de Sandoval, a instancias del conquistador, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El director de la Zona Arqueologica de Tecoaque e investigador del INAH, Enrique Martínez Vargas dijo que descubrieron en conjunto con la investigadora Ana María Jarquín Pacheco, que en tres décadas de trabajo sistemático en la zona arqueológica, está la relativa que la población de Zultépec aumentó tras la captura de la caravana, pues llegó gente de Tenochtitlan para participar en los sacrificios de los cautivos y, es posible, que contara con aproximadamente cinco mil habitantes al momento de estos sucesos.

Indicó que temiendo la revancha, el lugar comenzó a fortificarse. Los acolhuas de Zultépec cerraron accesos a las áreas habitacionales próximas a la calzada principal, levantando muros e instalando cepos alrededor de las mismas, para dificultar el paso de los comandados por Gonzalo de Sandoval, lo que resultó insuficiente.

Alcanzaron a huir algunos guerreros que se mantenían en el pueblo, pero quedaron mujeres y niños, que fueron las principales víctimas, como hemos podido constatar en un tramo de 120 metros de la calzada, con el hallazgo de una decena de osamentas de individuos del sexo femenino, que aparecieron “protegiendo” los restos de diez infantes de entre cinco y seis años de edad, cuyo sexo no se ha podido determinar.

La disposición de los entierros, sugiere que las personas estaban en plena huida, fueron masacradas y sepultadas de manera improvisada.

También dijo que “las mujeres y niños que se mantuvieron resguardados en sus aposentos, fueron a su vez mutilados, como lo evidenció la recuperación de huesos cercenados en el piso de las habitaciones. Los templos también fueron incendiados y las esculturas de dioses, decapitadas; así se destruyó este sitio que representó una resistencia para Cortés”, sostiene el arqueólogo.

Asimismo Martínez Vargas dijo que en Izcalli, mes culminante del calendario mesoamericano, el pueblo acolhua de Zultépec, aliado de la Triple Alianza, celebró por última vez los rituales en honor al dios viejo, Xiuhtecuhtli; en ese lapso, correspondiente a parte de enero y febrero de 1521, sus pobladores ya sabían que se aproximaba la revancha por la captura que habían hecho de una caravana española, parte de la expedición de Pánfilo de Narváez en su encomienda de aprehender a Hernán Cortés.

“Es probable que en esas fechas fueran sacrificados los últimos cautivos de 450 entre hombres, mujeres y niños europeos, taínos de las Antillas, tlaxcaltecas, totonacos, mayas, mestizos, mulatos y zambos— que fueron ofrendados a las divinidades prehispánicas en el sitio, a lo largo de ocho agónicos meses.

Razón por la que el “Cerro de las codornices” comenzó a ser nombrado en náhuatl como Tecoaque, “donde se los comieron”, se ha encontrado testimonios de la contraparte de la historia acaecida hace cinco siglos, cuando el alguacil mayor Gonzalo de Sandoval asoló esta población, por orden de Cortés.

Más de 25 mil piezas descubiertas hasta ahora y el avance de las investigaciones, que se han concentrado en 3.5 hectáreas de las 32 que integran el sitio arqueológico, con el paso del tiempo darán justa dimensión a los alcances de esta revancha, la cual se acometió en un solo día.

La represalia contra Zultépec debió acometerse a principios de marzo de 1521, sin que aún pueda precisarse una fecha, el hecho se cita en fuentes como Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, y Tercera Carta de Relación, de Hernán Cortés.