Opinión

HAMBRE DE PROTAGONISMO / Trascendido

Mal se vieron los diputados Juan Manuel Cambrón Soria (PRD) y Blanca Águila Lima (PRI) durante la comparecencia de la titular de la PGJE, Ernestina Carro Roldán, no por sus desacuerdos respecto a la manera en que el gobierno estatal conduce la procuración de justicia en Tlaxcala, sino porque su hambre de protagonismo los hizo incumplir el formato acordado para la realización de las sesiones que los diputados locales sostendrán con diversos funcionario estatal, a fin de exponer el contenido del Primer Informe de Gobierno.

Con base en el acuerdo aprobado por el Pleno, con tres días hábiles de anticipación a la fecha señalada para el desahogo de la comparecencia correspondiente, los diputados participantes en la misma deberán remitir las preguntas que deseen realizar a la Presidencia de la Comisión Ordinaria que se trate, a la cual tendrán que adjuntar dicho cuestionario, mismo que será contestado por el servidor público correspondiente con 24 horas de anticipación, “en aras de garantizar una respuesta satisfactoria a los cuestionamientos planteados, apegándose a la materia respectiva”.

Además, tras la exposición inicial de los servidores públicos, de hasta 20 minutos, la Presidencia de la Comisión concederá el uso de la voz a los diputados participantes por hasta cinco minutos, a fin de que estos planteen las preguntas remitidas con antelación, y el titular de la dependencia en turno contará con cinco minutos para dar respuesta a los cuestionamientos planteados.

Lamentablemente, tanto Cambrón Soria como Águila Lima, vulneraron este acuerdo, abusando de los tiempos para hacer exposiciones fuera del formato autorizado. 

Como diputados de oposición, es entendible, y hasta predecible, que cuestionen al gobierno en turno. Tienen derecho de manifestar sus puntos de vista en un contexto de civilidad y respeto institucional. Sin embargo, al vulnerar el formato de la comparecencia, propiciaron un clima de tensión innecesario que, además, contribuyó a que el ejercicio durara casi tres horas, cuando de origen se avalo que no fueran más de dos.