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FORTALECER PROGRAMAS DE APOYO A LA PRODUCCIÓN AGROPECUARIA, CLAVE PARA RECUPERAR SU COMPETITIVIDAD

  • Las condiciones agroclimáticas imperantes en el estado han sido condicionantes para el desarrollo agrícola.

Por José Luis Ramírez Romero

“La evidencia histórica muestra que, la entidad aun teniendo muchas ventajas competitivas, estas no han sido potencializadas, lo que se ha traducido en la pérdida de productividad y competitividad en los últimos años”.

Así lo indica el Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027, al diagnosticar la situación del campo tlaxcalteca.

Con base en datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el gobierno estatal refiere que, en 2019, el 93.8% de la superficie sembrada en el estado estaba mecanizada, lo que ubicó a la entidad en el lugar décimo primero a nivel nacional.

Asimismo, el 85.8% de la superficie sembrada fue cultivada mediante el uso de semillas mejoradas, y el 14.2% con semillas criollas, por lo que la entidad se ubicó en la misma posición a nivel nacional.

Y en 99% de la superficie sembrada se utilizó fertilizante químico u orgánico.

Por lo anterior, la administración estatal estimó que el área de oportunidad del estado radicaba en fortalecer los programas de apoyo a la producción mediante el acceso a semillas mejoradas y certificadas, así como a fertilizantes para que los productores pueden mejorar el rendimiento de sus parcelas para el abasto suficiente para sus familias o para su comercialización.

Además, “la mecanización favorece el incremento del área cultivada, la mejoraría de los procesos y la disminución de los costos”.

Sin embargo, de acuerdo a estudios de analistas y expertos, las autoridades estatales reconocieron que “las condiciones agroclimáticas imperantes en el estado han sido condicionantes para el desarrollo agrícola”.

Entre las más representativas, se consideró la presencia de heladas tempranas y tardías que complican la producción, así como lluvias irregulares, sequías atípicas y granizadas frecuentes.

Todo ello, junto con la degradación de los suelos, el uso ineficiente del agua, la atomización de la tenencia de la tierra, la falta de asistencia técnica especializada, y un sistema de producción agrícola con un bajo nivel de inversión, han complicado el escenario del agro estatal.

Por ello, para el gobierno estatal, “el desafío es emprender acciones focalizadas que impulsen integralmente el desarrollo del sector atendiendo de primera mano las necesidades más apremiantes de los productores, eliminando las distorsiones y trabajando para disminuir la desigualdad en las zonas rurales”.