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ESCENARIO MUNDIAL Y NACIONAL INCIDIRÁ EN LAS FINANZAS PÚBLICAS ESTATALES

  • La Sefin confía que las inversiones federales en rubros como infraestructura, programas sociales, y entrega de fertilizantes ayuden a enfrentar los pronósticos adversos.

Por José Luis Ramírez Romero

La Secretaría de Finanzas (Sefin) estima que la salud futura de la economía mundial “depende fundamentalmente de la adecuada calibración de la política monetaria, el curso de la guerra en Ucrania y la posibilidad de que surjan nuevas perturbaciones relacionadas con la pandemia”.

En este sentido, anticipa un escenario complejo, ya que una tercera parte de la economía mundial afronta dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, y los riesgos a la baja para las perspectivas siguen siendo elevados.

“El riesgo de una calibración errada de la política monetaria, fiscal o financiera ha aumentado drásticamente, en un momento en que la economía mundial permanece en un estado históricamente frágil, y en que los mercados financieros están dando señales de tensión”, indica la dependencia en su valoración del escenario económico internacional que incidirá en el comportamiento de las finanzas públicas estatales.

Con base en las últimas proyecciones sobre las perspectivas de crecimiento de la economía del Fondo Monetario Internacional (FMI), “se pronostica que el crecimiento mundial se desacelere de 6.0% en 2021 a 3.2% en 2022 y 2.7% en 2023”, y este perfil de crecimiento es considerado el más débil desde el 2001, y refleja la contracción del PIB de Estados Unidos en el primer semestre de 2022, la contracción en la zona del euro durante el segundo semestre de 2022 y el efecto de los brotes de la Covid-19 y los confinamientos prolongados en China donde la crisis del sector inmobiliario va en aumento.

Además, se pronostica que la inflación mundial aumente de 4.7% en 2021 a 8.8% en 2022, para luego descender a 6.5% en 2023 y 4.1% en 2024, aunque “las sorpresas al alza de la inflación han sido de carácter más generalizado en las economías avanzadas, y más variadas en las economías de mercados emergentes y en desarrollo”.

“En las principales economías, las políticas podrían seguir avanzando por trayectorias divergentes, lo que provocaría una mayor apreciación del dólar de Estados Unidos y tensiones transfronterizas. Nuevos shocks de los precios de la energía y los alimentos podrían prolongar la inflación persistente. El endurecimiento de las condiciones financieras mundiales podría dar lugar a un sobreendeudamiento generalizado en los mercados emergentes. La interrupción del suministro de gas por parte de Rusia podría deprimir el producto en Europa. Un resurgimiento de la COVID-19 o nuevas alertas sanitarias a escala mundial podrían frenar aún más el crecimiento. Un empeoramiento de la crisis del sector inmobiliario en China podría repercutir en el sector bancario interno y lastrar profundamente el crecimiento del país, con efectos transfronterizos negativos”, expone la Sefin.

Respecto al panorama nacional, la dependencia que encabeza David Álvarez Ochoa se muestra más optimista, al considerar avances en la inversión pública y privada, así como la recuperación de los sectores más rezagados por la pandemia, “impulsados por una mejoría de las condiciones epidemiológicas y del mercado laboral”.

Al respecto, confía en que el PIB registrará un crecimiento real anual de 2.4% en 2022, mientras que para 2023 será de 3.0% anual, ya que los pronósticos de crecimiento “incorporan un aumento en la inversión pública por el avance de diversos proyectos de infraestructura que dinamizarán la región sur-sureste del país”.

A ello se suman “los recientes anuncios de inversiones del sector privado, los cuales buscan aprovechar las ventajas comparativas de México, la estratégica geolocalización del país y los diversos tratados comerciales con los que cuenta”; incluso, “la manufactura y las exportaciones están recuperando los niveles observados antes de la pandemia, los servicios están reanudándose y el empleo está recuperándose”.

Adicionalmente, “se prevé un aumento de los flujos financieros hacia la región de América Latina y en particular hacia México, así como una mayor demanda de insumos y manufactura mexicana derivado del aumento de la comercialización dentro de Norteamérica, que desde 2022 comenzará a sustituir una parte de la producción de Europa del Este y Asia”.

“A la par, el consumo privado seguirá avanzando con el apoyo de los programas sociales, el flujo de remesas y por las recientes reformas que han mejorado las condiciones e ingresos laborales de la población”, abunda el estudio

Sobre la inflación, la Secretaría de Finanzas espera que esta variable cierre 2022 en 7.7% y en 3.2% para 2023, lo que “indica una convergencia más lenta hacia el objetivo del Banco de México derivado principalmente, a las continuas presiones inflacionarias provenientes del entorno externo”.

No obstante, “dado que México tiene una cobertura natural al ser productor de petróleo y por el mecanismo de ajuste del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, se espera que el traspaso de los precios de gasolina a la inflación esté contenido. Asimismo, la política de entrega de fertilizantes y la rehabilitación de plantas productoras de fertilizantes ayudarán a absorber el choque que podría derivar por la falta de producción o por la materialización de mayores precios de alimentos debido a los costos de los insumos agrícolas”.