OpiniónPORTADA

En el “Zócalo de Tlaxcala”, Lorena Cuéllar hizo historia

Por: José Luis Ramírez Romero

La Plaza de la Constitución, escenario público del acontecer ciudadano a través de las épocas, se convirtió este lunes en un punto de encuentro ciudadano para inaugurar la rendición de cuentas del primer gobierno de la Cuarta Transformación en Tlaxcala.

Este sitio, conocedor de actos de gobierno y mítines políticos, pero también de marchas, plantones y protestas, dio cabida a un evento histórico: el informe “100 Días de Gobierno: Trasformando Tlaxcala” de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

El centro de la ciudad de Tlaxcala había albergado en el pasado diversos eventos. “Llenarlo” se había convertido, para la clase política, en un asunto de prestigio, en un tema de poder.

El control de la principal plaza pública de la entidad ha representado, tradicionalmente, una expresión simbólica de influencia, y, por tanto, de fuerza, de ahí que su uso ha terminado por articular el tejido social, al aglutinar los intereses de diversos actores de la vida pública estatal.

No se tiene memoria, en las últimas dos décadas, de haber sido utilizada por algún gobernante para salir al encuentro de la gente y presentar el estado que guarda la administración pública estatal. Y al hacerlo, Lorena Cuéllar hizo historia.

Ocupó el corazón de la capital. Se hizo del centro del estado. Fue referente del ciudadano.

Abrió la puerta al pueblo, desde el principal punto clave de la geografía política estatal, al recinto sagrado de la ciudadanía tlaxcalteca, la plaza sublimada ante la cual se yergue el espacio por excelencia del ejercicio del poder público: el Palacio de Gobierno, desde donde se conduce el destino de la entidad.

El órgano vital de la organización política de Tlaxcala recibió a los ciudadanos que, por primera vez en años, experimentaron la cercanía con la máxima autoridad estatal, que se presentó, más que como una gobernante, como una persona sensible al reclamo social de apertura e inclusión.

En un contexto de reacomodo de fuerzas políticas, y del arranque de un nuevo régimen de gobierno, el cambio por el que votó la mayoría ciudadana en junio pasado se dejó sentir la tarde de este 13 de diciembre, cuando los ciudadanos pudieron ser parte de una nueva historia.

La calidez de la gente que acompañó a su gobernante mitigó el frío de la época invernal que está acerca. Entre luces y adornos navideños, se apreció la esperanza del mejor de los futuros para Tlaxcala, donde una mujer demostró con hechos que hay voluntad de responder las demandas del pueblo.

La “lucha social” tuvo un nuevo rostro, y el “reclamo de justicia”, una nueva voz.

En un ambiente de aprobación, la representación de gobierno y la representación social pactaron de nueva cuenta ir unidos, marchar juntos, en contra de los males de la corrupción, la injusticia y la pobreza. Esa causa común es la que aleja el antagonismo alimentado por el hartazgo y alienta ahora una nueva narrativa inspirada en la confianza de atención, de escucha y solución a reclamos ignorados, a derechos restringidos y a valores olvidados.

Desde el llamado “Zócalo de Tlaxcala”, lugar de amparo y resguardo de los afanes ciudadanos, quedó manifiesta la presencia del pueblo, y su papel central en el diseño de un proyecto de gobierno que apela a su poder, que es eje del cambio anhelado y ruta de la transformación prometida.