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Actividad volcánica representa 10% de fenómenos que afecta la entidad

  • Detectan que “la escasa planeación para articular programas de desarrollo urbano y de ordenamiento territorial favorece el incremento de vulnerabilidades, lo cual limita la operación de la política pública de protección civil”.

Por José Luis Ramírez Romero

A pesar de que el Popocatépetl es uno de los volcanes más activos en México, y Tlaxcala forma parte del Plan Homologado del “Plan Popocatépetl”, no se considera dentro de los programas de atención de contingencias y prevención de riesgos del Plan Estatal de Desarrollo (PED) 2021-2027.

De acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), desde el año 1354, se han registrado 18 episodios eruptivos asociados al Popocatépetl. Su último periodo de actividad fue de 1919 a 1924, después de lo cual entró en un periodo de calma, hasta diciembre de 1994, cuando inició el actual periodo eruptivo con emisiones de gases y cenizas.

Pese a ello, el plan rector de gobierno de la actual administración estatal sólo hace referencia al volcán para referir que ahora Tlaxcala ya forma parte de la ruta conocida como ‘Primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl’, tras la inscripción del Conjunto Conventual Franciscano y Catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción de Tlaxcala en Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Según el PED, y con base en los resultados del Resumen Ejecutivo del Impacto Socioeconómico de los Principales Desastres del periodo 2018-2020, la actividad volcánica ocupa el cuarto lugar dentro de la lista de fenómenos que más afectaron al estado, con 10%, detrás de nevadas, heladas y granizadas (44%), lluvias (20%) y sequía (15%); pero arriba de sismos (7%), bajas temperaturas (3%) y efectos de ciclón tropical (1%).

Al inicio del actual sexenio, el gobierno estatal encontró que, acorde a la cobertura de los Atlas de Riesgo Municipales del portal de monitoreo del CENAPRED, “solo 10 municipios del estado cuentan con un Atlas de Riesgos: Apizaco (2011), Atlangatepec (2016), Huamantla (2016), Natívitas (2015), Papalotla (2015), San Pablo del Monte (2015), Sanctórum (2011), Tlaxcala (2018), Xicohtzinco (2014) y Zacatelco (2018)”, con lo cual se alcanza una cobertura del 17% de la población.

Lo anterior, advertía una deficiente aplicación de la Ley General de Protección Civil, que en su artículo 86 refiere que el Atlas Nacional de Riesgos, así como los Atlas Estatales y Municipales, deben establecer los diferentes niveles de peligro y riesgo para todos los fenómenos que influyan en las distintas zonas.

Además, el diagnóstico elaborado por el Gobierno del Estado advertía que “la escasa planeación para articular programas de desarrollo urbano y de ordenamiento territorial favorece el incremento de vulnerabilidades, lo cual limita la operación de la política pública de protección civil”.

“La presencia de peligros derivados de la acción de la naturaleza en el territorio, junto con las condiciones de exposición y vulnerabilidad generadas por la actividad humana, han incrementado el riesgo al que se encuentra expuesta la población del estado, lo que puede comprometer el desarrollo de la entidad. El reto es reforzar las capacidades institucionales, el involucramiento de la población en la detección y prevención de riesgos, instrumentar las herramientas que coadyuven a disminuir los riesgos y el establecimiento de protocolos efectivos de coordinación, con el objetivo de salvaguardar la vida y el patrimonio de los tlaxcaltecas”, indica el PED.