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Transportistas exigen, pero no acatan

  • Durante su trayecto no portan cubrebocas y hablan por teléfono, pero serán los primeros en manifestarse si las autoridades actúan para poner orden

El transporte público sigue siendo, en Tlaxcala, uno de los sectores que menos acatan las disposiciones del Consejo Estatal de Salud para prevenir contagios y frenar la propagación del SarsCov-2 y sus diferentes variantes, sin embargo, es de los primeros que se quejan cuando las medidas se endurecen.

Los conductores siguen sin portar o portar correctamente el cubrebocas durante su trayecto, no aplican las medidas vigentes como el límite del 70 por ciento (%) de la capacidad de las unidades o dejar subir únicamente a quienes porten cubrebocas y, en caso de no hacerlo, otorgar uno al usuario.

Las rutas de la región sur continúan violando los protocolos, pero también son de las que más quejas presentan cuando las autoridades estatales deciden reducir la movilidad de las personas, tal como ocurrió en 2020 y 2021 cuando se dijeron los más afectados por la suspensión de clases y la reducción de las actividades en general.

Pese a que decenas de conductores del transporte público han sido víctimas del coronavirus, al parecer poco les importa lo que ocurra y continúan tomando a la ligera las indicaciones oficiales, tal como Abc Noticias lo pudo corroborar en un sondeo realizado en viajes de la capital hacia el municipio de Zacatelco.

Ocho de cada 10 conductores hablan por teléfono mientras conducen, además de que cuando lo hacen, seis se bajan el cubrebocas a la barbilla o se lo quitan completamente para interactuar con quien está del otro lado de la línea.

Cinco de diez choferes permiten el acceso a las unidades del transporte público a personas sin portar cubrebocas, además de que ninguno invita a los usuarios a colocarse este accesorio, mucho menos proporcionan uno a las personas que no lo lleven.

En horas pico, 10 de cada 10 permiten que las “combis” se saturen incluso hasta llevar a varias personas de pie, argumentando que “tienen que comer y no pueden irse vacíos porque sus jefes también le descuentan”.

Tres de cada 10 no tienen dispensadores de gel antibacterial y, de los que lo tienen, la mayoría es alcohol en gel rebajado con agua, lo que afecta su efectividad.

Y, además, cuando hay operativos de revisión por parte de la Secretaría de Movilidad y Transporte, entre ellos se avisan vía telefónica para evitar ser sancionados, es decir, evitan pasar por ese punto o lo hacen cumpliendo temporalmente las recomendaciones de salud, para posteriormente seguir igual que antes sin que nadie se dé cuenta.