Sociedad no coopera para evitar drogas y vicios en jóvenes
- Alumnos de secundaria y preparatoria siguen consiguiendo de manera fácil bebidas alcohólicas, vapeadores y hasta dulces y postres con marihuana, estos llegan por la fácil comercialización debido a que los adultos los consumen
La sociedad, en general, no coopera para que niños y jóvenes puedan estar lejos de los vicios y las drogas, como el tabaquismo, el alcoholismo, e incluso el uso de estupefacientes y consumo de enervantes.
Desde la secundaria, los niños y adolescentes continúan teniendo facilidad para conseguir bebidas embriagantes, cigarros, vapeadores y hasta dulces o postres con marihuana, sin que los propios negocios, es decir los dueños de esos negocios, hagan conciencia y eviten vender estos productos a los menores de edad.
Por consiguiente, también está la otra parte de la sociedad, la que solo se limita a ser espectadora sin que denuncie y sin que contribuya a la sana formación de los niños, adolescentes y jóvenes, y que solo actúa para culpar a las autoridades y señalar a los posibles culpables.
Por el lado de las escuelas están los docentes y directivos que se han dedicado a negar todo, desde la existencia del problema a nivel global, hasta la posible incidencia en sus planteles, lo que también contribuye a que el problema se pueda detectar y atacar a tiempo. En algunos casos, donde se han detectado alumnos que consumen sustancias nocivas sus profesores se han dedicado a ocultar información y anegar todo, creyendo que ellos pueden controlar la situación cuando, en realidad, lo que hacen es hacer más grande el problema.
Ayer, el secretario de educación pública en el Estado, Homero Meneses, anunció el inicio de la campaña “Si te drogas te dañas”, como parte de la estrategia nacional con el mismo nombre y en el que se han unido escuelas de educación básica y media superior para concientizar a los niños, adolescentes y jóvenes sobre los daños de consumir sustancias dañinas.
Sin embargo y aunque participarán más de 53 mil estudiantes de esos niveles para prevenir e incitar a sus compañeros a vivir sanamente, el problema no radica directamente en ellos, sino en la gente que los rodea, desde los padres de familia y las familias completas, círculo social donde muchos tienen el primer acceso al cigarro o el alcohol, hasta las tiendas más pequeñas, donde pueden conseguir algún producto perjudicial.
De este modo y aunque las intenciones de las autoridades educativas son buenas, frenar el consumo de drogas y prevenir vicios no es un trabajo en las escuelas.