EstadoPORTADA

Será el próximo 23 de agosto que estarán en la Parroquia de San José en la Capital 

Yaneth Ortega Jiménez 

Al ser San Judas Tadeo, el santo de los casos imposibles y tener una veneración y culto, por un importante número de fieles en México, el próximo 23 y 24 de agosto las reliquias de este Apóstol de Jesús de Nazaret, estarán expuestas en el Parroquia de San José en Tlaxcala.

Señalar que, debido a las gestiones del Vicariato de Roma, con el apoyo del Cardenal Angelo de Donatis, Vicario General de su Santidad para la Diócesis de Roma, y la Congregación para las Causas de los Santos, se ha otorgó el permiso para que la reliquia viajará a México durante julio y hasta diciembre.

Exponer que, esta reliquia, colocada en un relicario en forma de brazo, ha sido venerada en la Basílica de San Salvatore in Lauro desde entonces, fieles de todo el mundo acuden a esta basílica para rendir homenaje a las preciadas reliquias del apóstol San Judas Tadeo.

De acuerdo al itinerario de la Diócesis de Tlaxcala, la reliquia llegará a la Capital de Tlaxcala el 23 de agosto a la 7:30 de la mañana y en punto de las 8 de la mañana, se realizará una celebración eucarística, que será presidida por el Obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino. 

A partir de las 9 de la mañana, comenzará su veneración a esta reliquia, hasta la noche y la misma será velada hasta el día 24 de agosto, al segundo día se estará iniciando en punto de las 8 de la mañana con las actividades religiosas que concluirán, el día 25 de agosto, ya que las reliquias, partirán a la Catedral La Inmaculada Concepción, Tehuacán.

No hay que olvidar que, según referencias históricas, el cuerpo de San Judas fue enterrado en el lugar donde lo martirizaron, en Beirut o en Persia. 

Con el tiempo sus restos fueron llevados a Roma y están debajo del altar mayor en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano; ya en 1830, durante la renovación del altar de San José, encontraron los huesos de uno de sus brazos.

Y de acuerdo con la información de la Arquidiócesis Primada de México, el supervisor de esa remodelación, entonces el monseñor Sirolli, decidió colocar el hueso en un relicario de madera en forma de brazo para preservarlo.