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OPINIÓN / ¿Y EL PRESUPUESTO 2023 RESPONDERÁ A LA CRISIS?

Por José Luis Ramírez Romero

La gobernadora Lorena Cuéllar envió al Congreso local el proyecto de Paquete Económico para el Ejercicio Fiscal 2023, integrado por las iniciativas de Ley de Ingresos y de Presupuesto de Egresos, así como la reforma al Código Financiero.

Más allá de la retórica que se acostumbra en la presentación de este documento (que no habrá nuevos impuestos ni aumento a los existentes, o que habrá aumentos para la atención de las principales necesidades sociales), vale la pena detenerse en la valoración que el gobierno estatal hace respecto al entorno económico nacional e internacional.

No es secreto que la actividad económica de México y el mundo seguirá influida por la evolución de la pandemia de la COVID-19, así como por factores importantes como la escasez de insumos industriales y los incrementos en las materias primas por el conflicto geopolítico entre Rusia y Ucrania.

Y aunque las perspectivas sobre el crecimiento de la economía mexicana se mantienen positivas, la realidad es que el comportamiento de la actividad económica estatal viene a la baja, y en este escenario de adversidad, conviene que el gobierno estatal instrumente políticas que contribuyan a mitigar los eventuales efectos del deterioro económico mundial.

La información disponible advierte que el gobierno estatal canalizó mayores recursos a programas sociales, lo cual es entendible desde la perspectiva política, en la cual la narrativa de la Cuarta Transformación da un peso superior a la atención de los sectores vulnerables de la sociedad, a través de la entrega de apoyos a la población.

Sin embargo, el inadecuado manejo de la contingencia que sufrió el campo por fenómenos climáticos atípicos, y la caída de la industria de la construcción, que hasta ahora no ha sido suficientemente estimulada por el gobierno en turno a través de la obra pública, son factores que ya inciden en los indicadores, ante los cuales el proyecto de presupuesto contempla paliativos.

Según la iniciativa presentada al Congreso local el pasado 14 de noviembre, la fórmula con la que el gobierno estatal pretende hacer frente a la contracción de la economía estatal descansa en la promoción del turismo y la inversión privada, y en el fortalecimiento de la recaudación propia, lo cual, a falta de estrategias claramente diseñadas para los escenarios de corto plazo, no sugiere un cambio inteligente en la conducción de las finanzas públicas.

Será importante que, en el análisis que hagan los diputados locales del paquete económico, se revisen los rubros relacionados con el fomento del empleo y el apoyo a los sectores productivos. Ciertamente, la actividad económica estatal mostró resiliencia frente a los retos epidemiológicos, y la reactivación económica fue un efecto natural de esa circunstancia.  No obstante, aún no hay un escenario de recuperación económica, y los indicadores a corto plazo no advierten mejoras, ya que aún están por sentirse los inerciales efectos de los confinamientos y las restricciones en el sector productivo.

También, será relevante que el Congreso local se involucre en la estrategia para atender la crisis del sistema pensionario estatal, y aborde con responsabilidad las variaciones planteadas a las remuneraciones de los servidores públicos, y la eventual propuesta para contraer deuda pública para apalancar proyectos de infraestructura.

Ojalá los diputados locales no asuman una actitud acomodaticia frente a los aumentos presupuestales previstos para el 2023. Conviene que con su voto favorezcan condiciones de recuperación desde lo local, para proteger con ello, más que con simples partidas económicas, la protección de los grupos vulnerables.

La crisis del costo de vida es una realidad que se agrava frente a la desaceleración del crecimiento y el aumento de los costos de financiamiento, y ante ella no pueden cerrar los ojos.