Gusano Descortezador: tregua por ahora
De Viva Voz…
Víctor García Lozano
Los mayores recursos naturales de nuestro estado son los forestales. Desde hace más de una
década venían siendo carcomidos nuestros bosques por la plaga del gusano descortezador. Y
desde inicios de esta década sonaban fuertes alarmas de grupos medioambientalistas.
Hoy debería llamar poderosamente la atención que la Secretaría del Medio Ambiente (SMA) del
estado anunciara que disminuyó en un 96 por ciento (%) la plaga que afecta principalmente a los
árboles del bosque de la Malinche.
Se reconoció institucionalmente que un factor determinante fueron las lluvias cuantiosas del año
pasado y del presente -las cuales evitan la propagación del insecto-, aunque también el trabajo
comunitario y coordinado de la sociedad civil con los niveles de gobierno.
Esta plaga es la segunda causa de mayor afectación en bosques de clima templado, después de los
incendios forestales.
En 2022, durante la segunda sesión ordinaria del Comité Técnico Estatal de Sanidad Forestal,
personal técnico de la Promotoría de Desarrollo Forestal de la Conafor en Tlaxcala, informó que en
2021 se cerró con un total de mil 619 hectáreas y 41 metros cuadrados dañadas por la polilla.
En 2020 informaban esas mismas autoridades que cerraban el año con 700 hectáreas afectadas de
las 14 mil con que cuenta La Malinche, es decir crecía a mas del triple el problema, y no solo en la
zona del parque nacional; ya iba cobrando presencia en bosques donde residen las luciérnagas, es
decir la zona de Nanacamilpa y Calpulalpan, al otro extremo del estado.
En 2022 la SMA destinó un presupuesto de 6.5 millones de pesos para la atención y combate del
insecto descortezador, en los municipios afectados que en ese momento se estimaban 17 con
afectaciones altas y otros 12 con afectaciones moderadas, así como en el Parque Nacional
Malinche. Es decir, ya estaba prácticamente en la mitad del estado.
Hoy hay una segunda oportunidad para Tlaxcala y la conservación de sus bosques. Ante el cambio
climático nadie puede garantizar que los próximos años no regresarán a ser secos y con ello
generar el ambiente propicio para la reproducción de esta especie de gusano.
Es necesario evaluar si los recursos que de manera emergente a este problema que se destinaron
en 2022, fueron suficientes. Es forzoso, igualmente, evaluar la aplicación de la vacuna que ya
existe para combatir la plaga.
La capacitación también es fundamental. Los ejidatarios en las comunidades aún desconocen en
su mayoría como abordar este problema. Un programa generalizado para captar agua pluvial
también es necesario, a través de zanjas, previendo años de poca lluvia.
Si bien el 96% es contundente, vimos como desde el 2010 en la entidad tomó un curso acelerado
la plaga, y en diez años ya contaba con presencia a casi todas las zonas boscosas de Tlaxcala,
atentando contra el mayor patrimonio natural que se puede heredar a las próximas generaciones.