MunicipiosPORTADA

Extranjeros valoran maíz nativo más que nacionales

  • Empresas estadounidenses que compran a campesinos tlaxcaltecas pagan hasta 22 pesos por kilo, en cambio, las mexicanas fijan un precio de menos de 7 pesos para los productores

En Tlaxcala, la producción de maíces nativos como los que se cultivan en Ixtenco es más valorada por empresas extranjeras que por empresas nacionales, llegando a pagar las primeras hasta tres veces el valor que fijan los compradores locales.

Empresarios estadounidenses que llevan maíz tlaxcalteca a restaurantes o cadenas comerciales pagan hasta 22 pesos por kilo en el caso de los maíces de color, y hasta 18 pesos por el kilo de maíz amarillo, en cambio, las empresas harineras nacionales solo compran maíz blanco y lo pagan a un precio fijado de 6 pesos con 50 centavos por kilo.

Cornelio Hernández, quien se ha dedicado a rescatar y resaltar la importancia de los maíces nativos de Ixtenco, señaló que para los productores las ganancias de su cosecha se centran, actualmente, en buscar mejoras para poder exportar.

Criticó lo que hacen las empresas mexicanas, que no le dan la importancia que se merece a los granos nacionales y por consecuencia a los campesinos locales, en cambio, su principal fuente de ingresos está ahora en el extranjero.

“Hasta el año pasado la empresa TAMOA que nos compra el maíz de colores nos pagó a 22 pesos con 50 centavos el kilo de maíz morado, a 21 pesos el kilo de maíz rosa, a 20 pesos el maíz azul, a 18 pesos el kilo de maíz rojo y a 18 pesos también el kilo de maíz amarillo; Maseca nos paga de a 6 pesos con 50 centavos el kilo de maíz blanco”, sostuvo.

Además de que la empresa TAMOA les ha dado la oportunidad de ser pequeños proveedores, con alrededor de 10 toneladas de maíz nativo al año, en cambio, MASECA no hace trato con los campesinos porque “no le conviene” comprar pocas cantidades.

Señaló que aún así algunos campesinos todavía priorizan el autoconsumo y salen a las plazas con sus bultos de maíz para venderlos en municipios cercanos, y aunque quizás también sea bien pagado, en el caso de los granos de color, no es lo mismo tardar medio año en vender una tonelada en los mercados que colocar esa misma cantidad y venderla en un día.

De este modo, Cornelio Hernández justificó por qué los campesinos de Ixtenco, quienes conservan y desarrollan el maíz nativo, han preferido buscar nuevos mercados y fortalecer su economía en lugar de romantizar la producción y limitarse a solo tenerla como un bien cultural del pueblo otomí.