EN CRISIS, LOS PARTIDOS DE OPOSICIÓN EN TLAXCALA
Por: José Luis Ramírez Romero
Los principales partidos de oposición en Tlaxcala atraviesan por un momento de crisis.
En diciembre, el PRI vio partir a su entonces líder estatal, Noé Rodríguez Roldán, quien lamentó que la dirigencia nacional haya perdido la brújula, y esté dando tumbos en temas de trascendencia nacional para quedar bien con todos.
Y recientemente, el alcalde de Cuapiaxtla, Antonio Romero Rodríguez, junto con el secretario del Ayuntamiento, Geovani Muñoz Camacho, y los presidentes de las comunidades de Plan de Ayala, Adrián López de Agustín; y de Ignacio Allende, Margarito Sánchez Loaiza, abandonaron su militancia para sumarse al proyecto de la 4T.
A su vez, a finales de enero, a pocos días de asumir la dirigencia estatal del PAN, Miriam Martínez Sánchez enfrentó la embestida de los principales liderazgos del partido, que la acusaron de no respetar estatutos, y hacer a un lado a los integrantes del Consejo Estatal, para consumar el nombramiento de la Comisión Permanente.
Por su parte, el PRD, sin rumbo claro y apocado en el mapa político, permanece al acecho de temas de coyuntura para fijar posicionamientos y atraer reflectores mediáticos que le permitan mostrarse ante la opinión pública como oposición activa. En ese afán, la dirigencia se ha desmarcado de su alcalde en Xicohtzinco, que desde el inicio de su gestión enfrenta un escenario de ingobernabilidad, sin contar siquiera con la solidaridad de su representación partidista en el Congreso local.
Este panorama advierte, no solo el debilitamiento de las fuerzas políticas que, apenas el año pasado, se aliaron para intentar derrotar a Morena en la elección de gobernadora, sino también, su incapacidad para hacer sentir representados a sus lideres y autoridades emanadas de sus filas.
Este agrietamiento en sus estructuras no ha pasado inadvertido para algunos.
La actual dirigencia de Morena ha avanzado en la tarea de sumar liderazgos el proyecto de la 4T. Primero anunció la incorporación de autoridades municipales de Acuamanala emanadas de Redes Sociales Progresistas (RSP), y posteriormente de Cuapiaxtla e Ixtenco, provenientes de seis diferentes partidos (PRI, Fuerza por México, PT, PRD y Nueva Alianza), incluso un presidente de comunidad electo por usos y costumbres.
En las pasadas elecciones, el Movimiento de Regeneración Nacional obtuvo prácticamente la cuarta parte de los municipios del estado, y su objetivo es ampliar su influencia a la mitad con la suma de más munícipes.
Contrario al de sus pares de otros institutos, el trabajo político del dirigente morenista Víctor García Lozano tiene propósito: el fortalecimiento del partido de la 4T, y ha puesto la mira en el oriente tlaxcalteca, una región cuyas características socioeconómicas favorecieron por largo tiempo el control del PRI.
Por eso no resulta extraño, por un lado, que Oscar Amador Xochiteotzin, actual dirigente del tricolor, con el pretexto de iniciar el ocioso procedimiento de expulsión de Antonio Romero, anunciara que, en breve, iniciará acercamientos con la base de Cuapiaxtla para mantener la unidad del partido, y que el ex secretario de Fomento Agropecuario en la pasada administración menista, Arnulfo Arévalo Lara, quien fuera postulado como candidato a diputado por el Distrito 11, que comprende Atltzayanca, Cuapiaxtla, El Carmen Tequexquitla y Huamantla, trabaje para conformar un nuevo partido con pedazos del Revolucionario Institucional.
Como lo manifestó García Lozano: todo liderazgo y toda representación de los sectores de la sociedad tlaxcalteca es bien recibida en Morena, si se comprometen a defender las causas más sentidas del pueblo de México. Y esta afirmación no es mera retórica: realmente, el panorama político obliga a los miembros de la clase política y a las autoridades electas a ofrecer resultados si desean construir o prolongar su trayectoria. Y su mejor alternativa es formar parte de una plataforma competitiva.
En ese entendido, vale la pena apreciar los resultados de la elección de delegados en Tlaxcala capital, porque el triunfo de Margarita Valencia, en Loma Bonita; Marco Valencia, en Tlapancalco; Santiago Zambrano en El Sabinal, y Rigoberto Sánchez en la Colonia Adolfo López Mateos, lleva sello morenista, y el mérito es de quien se está empeñando en hacer crecer la 4T en el estado.
El diagnóstico es apreciable: los liderazgos que representaban a sus fuerzas políticas, y que ganaron por sus ellas, están dejando de confiar en sus dirigentes, y sienten que sus partidos los dejaron de representar, de ahí que, de cara a nuevos horizontes políticos, analicen con seriedad marchar por nuevos senderos.