OpiniónPORTADA

¿Cuáles derechos?…

  • Los presidentes municipales de Tlaxcala y Texoloc actuaron de manera errónea, uno por torpe y el otro para sacar raja política de la situación, el de Texoloc argumentó que violaron sus derechos, pero en Tlaxcala capital él violó los derechos de los ciudadanos al bloquear una calle principal; Jorge Corichi actúa como un niño que tira la piedra y esconde la mano.

¿Cuáles derechos? Fue la pregunta que el director de policía de la capital le hizo a Arturo Covarrubias, alcalde de Texoloc, a la hora de que este le dijo que su presunta detención era ilegal.

¿Cuáles derechos? Pues los mismos que él y su hermano, el diputado Miguel Ángel, violaron al plantarse frente a la presidencia municipal de Tlaxcala para exigir, a Jorge Corichi, una respuesta sobre el actuar de sus policías.

Derecho al libre tránsito, derecho a la tranquilidad, derecho a no soportar a funcionarios prepotentes, lo mismo que los Covarrubias pidieron fue exactamente lo que ellos se pasaron por alto.

Ahora bien, ya en el contexto de lo sucedido, ambos alcaldes, tanto el de Tlaxcala como el de Texoloc, actuaron de manera errónea, el primero al venirse a plantar a la presidencia municipal de la capital, en lugar de buscar la solución de manera “madura” y el otro por esconderse detrás de sus súbditos.

Cerrar la alcaldía y colocar sellos fue, en lo personal, un acto de inmadurez, pero más bien para sacar raja política de la situación, con eso de que se rumora que el siguiente paso del diputado que se orinó en un taxi mientras estaba pasado de copas es, precisamente, buscar la presidencia municipal de Tlaxcala.

Por otra parte, Corichi y su ya clásica forma de dar la cara, o sea, no dar la cara, y permitir que extraños vengan y se planten como si fuera su casa.

De paso arrastraron en la corriente a las autoridades estatales, quienes no actuaron como cuando se trata de ciudadanos comunes, pues en otros casos seguramente se hubieran apostado decenas de policías antimotines para hacer frente a la manifestación.

Y el tercero en discordia, Miguel ángel Covarrubias haciendo uso de su “fuero” para violar la ley.

Aquí queda claro que la posición política que desempeñan no ha servido más que para sacar provecho cuando se pueda, por parte de los tres, y sea cual sea la situación suscitada el martes por la noche, el que sí se vio mal fue el alcalde capitalino que, como niño, tiró la piedra y escondió la mano.

“Fue directamente contra mí”, dijo Arturo Covarrubias, y puede ser que sí, porque si alguien lo denunció por presuntamente traer un arma en su vehículo, seguramente algo le sabía.

La policía actuó igual que como actuaría con cualquier ciudadano, lo que sí les falló fue que no supieron dimensionar con quien y también terminaron exhibidos, pero, independientemente de eso, las formas y los modos en que reaccionaron los también prepotentes texolenses, no fue la adecuada.