¡BASTA DE BURLAR LA INTELIGENCIA DE LOS TLAXCALTECAS!
- Una facción de legisladores busca ocultar su respaldo a prácticas corruptas. Si quieren moches que tengan al menos el valor de levantar la mano y reconocerlo ante el pueblo, para que sean juzgados
Por: José Luis Ramírez Romero
Es lamentable, pero en la actual legislatura, hay diputados que se burlan de la inteligencia de los tlaxcaltecas. Estos “representantes populares” intentan confundir a los ciudadanos para ocultar sus ambiciones personales.
Su propuesta para que el decreto de Presupuesto de Egresos 2022 fuera aprobado mediante cédula, es decir, a través de voto secreto, fue otra maniobra para asegurar la supervivencia del polémico “Fondo Moches”, una partida especial a través de la cual, en el pasado reciente, se decidió el financiamiento de proyectos de infraestructura y acciones para el campo en los municipios, cobrando para ello comisiones a los alcaldes, beneficiarios de la aprobación de tales recursos adicionales.
Para comprender la relevancia de este asunto, vale la pena recordar que, durante la anterior legislatura, los diputados locales reasignaron recursos del Presupuesto de Egresos para la creación de fondos discrecionales, afectando rubros como educación, seguridad, atención de contingencias y hasta el pago a pensiones civiles.
En el Presupuesto 2019, se incluyó un Fondo para el Fortalecimiento de Obras y Acciones a Municipios por 250 millones de pesos (mdp) distribuidos en 217 obras. En el Presupuesto 2020, se estableció el Programa de Resarcimiento a las Finanzas Municipales del Estado de Tlaxcala, con un monto de 486.25 mdp, para 373 proyectos. Y en el Presupuesto 2021, se etiquetaron 450 mdp en el Fondo de Obras y Acciones para los Municipios del Estado, para 341 acciones de infraestructura.
Legalmente, la facultad para elaborar y definir el contenido del Presupuesto recae sólo en el Poder Ejecutivo, pero los diputados trasgredieron la división de poderes, porque las reglas de operación de esos fondos establecieron que la selección de los proyectos y apoyos se realizaran exclusivamente bajo criterios designados por el Congreso local, dejando a la Secretaría de Finanzas únicamente como entidad ministradora de los recursos.
Aunque en el marco del debate presupuestal, los legisladores tienen la facultad de mover dinero entre partidas y disminuir asignaciones, quienes llegaron a una curul abanderando el proyecto de la Cuarta Transformación olvidaron los principios morales de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo que, a nivel nacional, promueve y defiende el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha rechazado abiertamente la creación de nuevos rubros de gasto que abran la puerta a la corrupción.
¿Dónde están esas obras? ¿Quiénes las ejecutaron y bajo qué criterios? ¿Cuál es su impacto en el desarrollo de las comunidades? Estos son algunos de los cuestionamientos que surgen ante la opacidad con la que dicho presupuesto se ejerció durante tres años en Tlaxcala.
Los “Fondos Moches” permitieron a los anteriores diputados destinar recursos de manera directa a sus distritos y municipios, desatendiendo también los principios constitucionales de eficiencia, eficacia, economía y honradez del gasto público, porque el desarrollo de la infraestructura tuvo un matiz electoral, dado que el reparto de los recursos mencionados no consideró criterios técnicos como índices de marginación o de desarrollo social, encuestas origen-destino o análisis costo-beneficio, ni ningún otro criterio similar que justificara su asignación.
A pesar de este antecedente, algunos integrantes de la LXIV Legislatura se empeñan en crear un nuevo “Fondo Moches” con recursos por hasta 500 mdp, lo que implicaría el reparto de hasta 20 mdp para que cada diputado pueda comprometer su destino con presidentes municipales y constructores.
Y para ello, diseñaron la siguiente estrategia: lograr que la votación del Presupuesto de Egresos del siguiente año se hiciera a través de voto secreto mediante boleta, y no de manera económica, es decir, levantando la mano.
Claramente, una facción de legisladores buscaba ocultar su respaldo a prácticas corruptas, pretendía burlar a los tlaxcaltecas alterando el tipo de votación que tradicionalmente se emplea para aprobar el presupuesto.
Para justificar esta determinación, los lideres de las bancadas del PT, el PRD y el PRI, Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, Juan Manuel Cambrón Soria y Blanca Águila Lima, alegaron que los diputados son víctimas de supuestas presiones del Poder Ejecutivo, asegurando que este no quiere que se le mueva ni una sola coma a su propuesta presupuestal.
Sin embargo, la falsedad de este argumento queda a la vista, porque, finalmente, ejercerán su función legislativa de revisar, modificar y aprobar el presupuesto. En realidad, no está a discusión su libertad para hacerlo como lo crean conveniente, sino que pretendan hacerlo en secreto para no asumir la crítica a sus actos.
Sí, la Gobernadora del Estado dijo que se debe defender el presupuesto del pueblo e impedir la corrupción de los moches. Y este llamado ha sido compartido por diversas agrupaciones, como el Congreso Agrario Permanente (CAP), la Central Campesina Independiente (CCI), el Sistema Producto Amaranto, la Coordinación Nacional de la Sociedad Civil (Conaso), el Centro Empresarial Tlaxcala (CET) adherido a la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), y la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) Delegación Tlaxcala, entre otras, que se han manifestado en contra de que los diputados sigan teniendo injerencia en el manejo de recursos para obras.
El fracaso de la propuesta para que el presupuesto 2022 se votara mediante cédula es una batalla ganada a favor del cambio que exigen los tlaxcaltecas. El proyecto de gasto para el siguiente año es público, y en él se aprecia la voluntad política de la gobernadora Lorena Cuéllar de cumplir compromisos y apoyar a los sectores más vulnerables, a través de aumentos a sectores como salud, bienestar, seguridad y campo.
Si los diputados son congruentes con la responsabilidad de servir a Tlaxcala, deben dejar de lado sus proyectos personales y ponerse a la altura de la nueva historia que se quiere escribir en el estado, sin corrupción, sin engaños y sin mentiras.
Si tienen clara cual es su función, que se dejen de dramas y estratagemas, y que la asuman con plena responsabilidad. Si quieren moches, influyentismo y compadrazgos, que tengan al menos el valor de levantar la mano y reconocerlo ante el pueblo para que sean juzgados.