OpiniónPORTADA

ACTOS DE DESESPERACIÓN

Por José Luis Ramírez Romero

¿Cómo se explican repentinas manifestaciones de trabajadores del sector salud ante la transición hacia el modelo IMSS-Bienestar en Tlaxcala?

Sencillo: se explican en función de la desesperación de quienes ven afectados sus intereses.

No es secreto que la federalización de los servicios de salud en Tlaxcala significó un duro golpe para la líder sindical Blanca Águila Lima, porque le quitó el control de las plazas, y por ese motivo, ha obstaculizado sistemáticamente la implementación del modelo de salud en la entidad.

Tlaxcala era el estado en el que la estrategia federal arrancaría; sin embargo, a través de actos de presión, la también diputada local priista logró aplazar su entrada en vigor para ganar tiempo y diseñar la resistencia.

La inconformidad de trabajadores de la Secretaría de Salud (Sesa), quienes la tarde de ayer bloquearon la autopista San Martín Texmelucan-Tlaxcala-El Molinito, a la altura de la zona de El Trébol, para exigir “justicia laboral”, fue un acto de provocación.

El proceso de basificación que implica el IMSS-Bienestar está en manos del gobierno federal, que públicamente comprometió el respeto a los derechos laborales de la base trabajadora. Y como lo aclaró el gobierno estatal: la incorporación de los trabajadores al modelo es voluntaria.

En las últimas semanas, y como no se había visto antes, Blanca Águila llevó a cabo asambleas informativas en las que se encargó de manipular la información relacionada con la estrategia del gobierno federal. Incluso, uso la tribuna del Congreso del Estado para cuestionar la situación actual del sector salud, a pesar de que, durante los pasados gobiernos priistas, guardó silencio y aprovechó su posición en el sindicato para fortalecer su influencia política en el PRI.

Pero en los hechos, Águila Lima no es congruente. Ha pasado más tiempo afianzando sus intereses personales que en proteger los derechos de la base que ahora insiste en representar y defender. Basta recordar que la actual legislatura ha recibido acusaciones de trabajadores que, a pesar de su antigüedad, no han podido concursar su plaza, a causa del manejo discrecional que ha hecho de las basificaciones la lideresa.

Lamentablemente, la falta de carácter de la presidenta de la Comisión de Salud en el Congreso local, Lupita Cuamatzi, ha permitido que los señalamientos en contra de su homóloga queden sin respuesta. La diputada morenista ha estado más ocupada en repartir apoyos a la gente de su municipio que en responder a los ataques político en contra del proyecto de salud del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la gobernadora Lorena Cuéllar.

En definitiva, son intereses políticos y de grupo, y no los legítimos de la base trabajadora, los que han entrado en conflicto.

Ya son 15 los gobiernos estatales que han incorporado sus sistemas de salud al programa IMSS-Bienestar. Y si vemos con atención lo que pasa en otras entidades federativas, nos daremos cuenta que no se han visto acciones de resistencia como las que se han emprendido en Tlaxcala.

Ahí está el caso de Nayarit, donde los sindicalizados y las autoridades estatales y federales lograron acuerdos que significan beneficios para los trabajadores.

Por eso es preocupante que se utilice a la base para generar escenarios de confrontación con un gobierno que no ha cerrado la puerta para escucharla y atender sus demandas. Las mesas de diálogo, y no las calles, son los sitios donde se deben dirimir las diferencias y lograr los acuerdos.