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¿A quién le interesa sembrar la discordia entre los tlaxcaltecas?

Por: Penélope García Lozano

Exigir un derecho no facultad a nadie a violar los del resto de la sociedad. Es mentira que el Estado tenga los mismos índices de violencia como en otros puntos del país.

La capital del estado padeció ayer un caos vial provocado por automovilistas que prestan el servicio de transporte público a través de plataformas digitales, todo por que piden justicia por algunos hechos delincuenciales que han sufrido, es su derecho y las autoridades deben cumplir con su obligación de investigar y

procurar que los responsables sean castigados, pero eso no es causal para paralizar el tránsito de la ciudadanía y afectarla económicamente. 

Los tlaxcaltecas llegaron tarde a recoger a sus hijos en los distintos niveles educativos, quienes iban a trabajar tuvieron atrasos, como siempre se provocaron conatos de violencia entre conductores y las molestias fueron múltiples durante varias horas. 

Desde hace meses a través de pasquines digitales se busca crear la percepción de que en Tlaxcala se sufre una violencia desbordada, por lo que no es descartable que la protesta de ayer este vinculada a los interesados en desprestigiar a las autoridades estatales. No hay que olvidar que estas plataformas se crearon bajo el cobijo y financiamiento de un exgobernador y su hijo que acaban de sumarse de manera convenenciera a MORENA, aunque nunca van a dejar de ser priistas.

¡Por ahí podría localizarse la mano que mueve la cuna!, aunque no hay que descartar otras autorías. 

Ojalá que la Procuraduría General de Justicia del Estado cumpla con su trabajo en forma expedita y que logre dar solución legal a las peticiones que le exponen este grupo de quejosos, que también podrían ser autores materiales del probable descarrilamiento de la postulación de la actual titular de la PGJE, al cargo de fiscal de Tlaxcala a definirse en las próximas semanas. 

También es deseable que esta situación no intimide a las autoridades de procuración de justicia y condesciendan con la barbarie con que actúan algunos personajes políticos y sus esbirros disfrazados de periodistas y choferes. 

No caer en la provocación de estos mal intencionados no invalida la aplicación de la ley para todos y mano firme en beneficio común.