OpiniónPORTADA

TRASCENDIDOS: LA CAPAM, ¿BOMBA DE TIEMPO POR CORRUPCIÓN?

El gobierno de Jorge Corichi tiene en la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Tlaxcala (CAPAM) una bomba de tiempo.

Crecen las quejas por cobros indebidos, tarifas alteradas y amenazas de corte de suministro entre los usuarios, principalmente comerciantes y empresarios, quienes han comenzado a sufrir los excesos del personal de esta institución.

Sencillamente, se sienten extorsionados por la manera en que actualmente se conduce el organismo que encabeza Gabino Uribe García.

El alcalde capitalino incorporó a su equipo de trabajo a un personaje con antecedentes de opacidad y corrupción, lo que es una clara incongruencia a los principios ideológicos de la Cuarta Transformación que propala el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Basta con ingresar el nombre de este “servidor público” en algún buscador de internet para descubrir que su paso por la Dirección de la Comisión de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado de Manzanillo (CAPDAM), en Colima, estuvo marcado por escándalos de mordidas, prepotencia e intimidación, incluso discriminación y acoso laboral y sexual.

Una de sus víctimas fue Juan Antonio Ibarra Castañeda, propietario de un gimnasio, quien en 2020 denunció públicamente a supervisores de la CAPDAM de hostigarlo para entregarles dinero en efectivo que no sería ingresado a las arcas de la comisión. Lo acusaron sin evidencia de robar agua, a pesar de contar con un medidor funcional que no reportaba más de 5 mil litros de consumo semanal, y le impusieron una multa de 300 mil pesos, misma que intentaron negociar en 170 mil pero sin recibo de por medio, ante lo cual el empresario decidió evidenciar el caso antes que ceder al chantaje.

Un año antes, medios locales expusieron el caso del señor Cristóbal Topete Vargas, a quien le sustituyeron su medidor y recibió un cobro de casi 345 mil pesos, cuando antes pagaba 800 pesos bimestrales.

Y ante las crecientes denuncias contra el titular de la CAPDAM, el Congreso del Estado de Colima solicitó su comparecencia para aclarar los señalamientos de abusos en los cobros, que incrementaron hasta 50%, en agravio de los manzanillenses.

Hay razones fundadas para creer que el michoacano, apoyado por un grupo de incondicionales que opera los puestos clave en la CAPAM, llegó a Tlaxcala con el mismo modus operandi que empleaba en Manzanillo para sacar provecho de los capitalinos.

Y aunque la CAPAM vive uno de sus momentos más negros de su historia, a manos de gente que ni siquiera es del estado, parece que Jorge Corichi seguirá el ejemplo de su correligionaria Griselda Martínez Martínez, que al frente de la alcaldía de Manzanillo fue complaciente con el deshonesto actuar de su director de Agua Potable.