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Tentáculos del crimen se expanden a más sectores en México

Francisco Rivas, del Observatorio Ciudadano, afirmó que los criminales “son actores económicos absolutamente racionales”, que operan con más sofisticación en detrimento del tejido social…

Andrés Becerril 

El mapa criminal en México evoluciona siguiendo un principio fundamental de la economía: la búsqueda de mayores beneficios con el menor riesgo posible.

Delitos como la extorsiónsecuestrorobofraudehuachicol, piratería, narcotráfico, despojo inmobiliario y apuestas con maquinitas tragamonedas son cometidos con más frecuencia y con mayor grado de sofisticación.

Los grandes cárteles —como el de Sinaloa o el Jalisco Nueva Generación—, igual que delincuentes de menor escala —muchas veces suplantando membretes criminales—, se dedican y controlan todo tipo de ilícitos; detallan y perfeccionan sus métodos operativos amparados por redes oscuras en detrimento del tejido social, la seguridad y la economía de la ciudadanía.

Los delincuentes son actores económicos absolutamente racionales y van a los negocios (delitos) que generar más dinero al menor riesgo posible”, aseguró en entrevista con Excélsior Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad.

Explicó que todos los delitos patrimoniales que se comenten en México no son “unidireccionales; el fenómeno es como algo parecido a las olas: a veces ocurren unos delitos, a veces ocurren otros, pero siempre se están cometiendo algunos”.

En el contexto nacional, las autoridades tienen ubicados, al menos, a 80 grupos del crimen organizado con distintas escalas delictivas en función de en qué tipo de giros operan; y dos docenas de bandas criminales.

Entre éstos, los cárteles de  Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Nueva Familia Michoacana, Del Noreste, Del Golfo, Guerreros Unidos, de Caborca, Los Rojos, Santa Rosa de Lima, Los Viagra, Nueva Plaza, Artistas Asesinos y Los Ardillos.

En la Ciudad de México operan la Unión Tepito, Fuerza Anti-Unión, Cártel de Tláhuac, Los Rodolfos, Los Canchola, C.J.N.C., Ronda 88, Cuero Fresa, Los Molina, Los Maceros, Los Tanzanios, El Maestrín y Juan Botta.

Según Sebastián Lukács Gorka, director antiterrorismo del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, los cárteles en México emplean a más de 500 mil personas.

Hay estimaciones de que más de 500 mil mexicanos trabajan para los cárteles, en muchos casos, bajo presión. Nos gustaría ver a esos mexicanos libres del flagelo de los cárteles, al igual que lo quisiera la Presidenta de México y todos los demás”, declaró Gorka durante un foro organizado por Político, medio digital de Estados Unidos, hace 11 días.

Los grupos delincuenciales dan empleo a personas de distintos estratos sociales y edades. Por ejemplo, ocupan personas mayores de edad que son adictos a alguna droga para ocuparlos como burros, trasladan drogas en pequeñas cantidades y les pagan con droga para mantenerlos interesados en el negocio.

A las personas más jóvenes, incluso niños, los ocupan como halcones para un tipo de información que es vigilancia, muchas veces a través de teléfonos inteligentes para mantener encriptados los mensajes.

ILÍCITOS DESDE PUNTOS LEGALES

Rafael Prieto-Curiel, Gian Maria Campedelli y Alejandro Hope, analista en seguridad que falleció en abril de 2023, presentaron una investigación en 2022 donde estimaron que entonces, en México, operaban 150 cárteles, con una “población” de entre 160 mil y 185 mil integrantes. En ese estudio ubicaron a los cárteles como la quinta entidad empleadora en México.

Una de las formas de operar del crimen organizado es, por ejemplo, que ahora ocupan como fachada negocios que podrían ser lícitos, pero donde se desarrollan delitos. Expendios de carnitas donde venden drogas, barberías que son narcotienditas, bodegas de importaciones donde venden piratería, gasolineras que despachan huachicol, spas que trafican sexualmente con mujeres, extorsiones disfrazadas como servicios de seguridad privada, repartidores de comida que llevan drogas a domicilio; empresas inmobiliarias que venden inmuebles apropiados ilegalmente; tiendas de abarrotes donde operan las llamadas maquinitas de apuestas.

Lo que debemos tener en consideración es que en la medida en la que un delito sea fácil de cometer y exista alta impunidades es hacia donde se van a mover los delincuentes”, dijo Rivas.

Para explicar el fenómeno de cómo la delincuencia en México evoluciona con principios de la economía, explicó:

Hoy tenemos delitos como es la extorsión, que es el gran delito. No sólo la extorsión telefónica, que sigue ocurriendo en grandísimas cantidades, sino la más preocupante que es la presencial. La presencial ya no se limita únicamente al cobro de piso, últimamente se ha enfocado en controlar, coaccionar a los mercados.

A las tiendas de abarrotes, a ciertas tiendas, a los trasportistas, distribuidores y productores les obligan (los criminales) a vender tal o cual producto o les impiden vender tal o cual producto o entregar en determinada zona. La extorsión es uno de los ejemplos de cómo ha ido mutando el comportamiento delincuencial”, detalló.

EXTORSIÓN Y SECUESTRO, CLAVE DE LA HIPÓTESIS

Francisco Rivas se refirió a los métodos operativos que la extorsión ha favorecido, por un lado, a la disminución del robo común, es decir, el robo en la vía pública, el robo a casa habitación ya es menos interesante para un delincuente, porque hay un mayor riesgo al salir a la calle con un arma para ejecutar un delito, respecto de dedicarse a la extorsión telefónica o la extorsión cibernética o a la extorsión presencial.

Entonces, realmente lo que nos exhibe es cómo un mismo fenómeno puede estar constantemente cambiando”, señaló. Otro buen ejemplo, mencionó, es el secuestro:

Lo que habíamos visto a lo largo de la historia en México era que el secuestro tradicionalmente eran donde se había hecho un trabajo de inteligencia, halconeado a la víctima, conocían sus movimientos, eran secuestros de muy alto perfil, con montos muy importantes.

Eran secuestros de alta gama: personas de muy altos recursos, que, a su vez, tenían contactos y el costo social de dejar impune ese secuestro era muy alto; si alguien iba a secuestrar a una persona y esta persona pagaría millones de rescate, pero la policía y las fiscalías buscarían a los delincuentes, entonces el riesgo aumentaba”.

Ese ejercicio cambio en los años y empezó a volverse más un secuestro de oportunidad; veían a alguien con un determinado vehículo, vestido de una determinada forma y lo secuestraban, el problema es que muchas veces, lo que acababa sucediendo es que el secuestrado en un vehículo de alta gama, no por eso tenía grandes cantidades que podía pagar, porque tal vez la casa la debía, el vehículo lo debía.

Eso los llevó a mutar el secuestro. Hoy, el secuestro que más frecuentemente tenemos en México es el de migrantes.

En determinadas zonas del país secuestran camiones enteros en donde viajan, principalmente, migrantes a quienes le piden montos muy limitados de dinero, pero como son grandes números de personas las entradas, el botín que obtienen, es mayor.

Y por ser personas poco visibilizadas en nuestra sociedad, es decir, de nuevo, población migrante, gente de escasos recursos, no van a denunciar y si van a denunciar, el costo de no atender ese secuestro para la autoridad es mínimo.

En el caso de secuestros de migrantes, hoy tal vez reciben 30 mil por cada migrante, pero si en un mes secuestran a 100, ahí están los números y con un nivel de riesgo menor, prácticamente cero”.

PINCHAZOS EN CDMX, PARA ROBAR

Dijo que en el Observatorio Ciudadano han tenido casos, principalmente en San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz, donde “intentamos contactar a las autoridades, porque las víctimas sí van a denunciar los secuestros o la desaparición de personas, y literalmente las fiscalías no las atienden, no es que no ejecutaran alguna acción, ni siquiera lo recibía o les daba una denuncia, menos una carpeta de investigación”.

Francisco Rivas afirmó que el mapa de la violencia siempre mutará.

Hoy tenemos en la Ciudad de México el caso de los pinchazos en el Metro, que es una forma mediante la cual se cometen robos, que finalmente no expone tanto al delincuente, pero de esta manera hemos tenido otras formas de acción en el pasado. En la pandemia tuvimos muchos casos de personas a quienes, a través de las redes sociales, aplicaciones de citas, conocían a gente y luego esas personas las drogaban y les robaban lo que tenían en casa.

Lo que debemos tener en consideración es que en la medida en la que un delito sea fácil de cometer y exista altos índices de impunidad es hacia donde se van a mover los delincuentes”.

Desde su experiencia, Rivas dijo que los delitos de todo tipo que se comenten en México son producto de todo tipo de delincuentes comunes y bandas.

En caso de las extorsiones hay personas que suplantan a integrantes de tal o cual cartel y eso al final genera miedo en las personas, y aunque no pertenezcan a ese cártel, nadie que sea víctima lo quiere averiguar”.

Dijo que otra cosa sucede con los fraudes en la venta de vehículos. “Primero hacen el fraude porque pagan con un cheque sin fondos; eso no aplica como robo, pero lo que sucede finalmente, cuando las personas ponen una denuncia y empiezan a buscar reciben mensajes diciendo soy del Cártel de Sinaloa… o del Jalisco Nueva Generación; las personas se asustan y dejan morir el caso.

Lamentablemente en México, al haber una alta presencia delictiva, es muy fácil que ocurran este tipo de situaciones en donde aprovechándose de siglas famosas las personas puedan cometer delitos y lo consideren como algo que quede impune”.

SIN TEMPORALIDAD PARA DELINQUIR

El análisis de Rivas incida que en la consumación de los delitos no existe una temporalidad. “Los delitos dejan de ocurrir muy rápidamente, porque las personas empiezan a tomar medidas sobre éstos; como son los casos de ciertos tipos de robos, ciertos tipos de extorsión, cierto tipo de engaños.

Hay tal vez una resolución rápida, evidentemente el delincuente entiende que hay una resolución rápida y se mueve hacia otro fenómeno delictivo. Hay que recordar, por ejemplo, cuando se robaban las tapas de alcantarilla, eso lo dejaron de hacer rápidamente porque la autoridad puso inmediatamente revisión con el tema; luego lo vuelven hacer, cuando le quitan atención. Otro ejemplo es cuando se robaban el cobre de los cables, lo dejaron de hacer cuando pusieron vigilancia; el huachicol, está como estaba el sexenio pasado”.

También se refirió a otros delitos como el narcomenudeo, “es un delito que, al final, sigue ocurriendo con cierta consistencia, y tal vez una pequeñez del modus operandi que pueden variar, incluso por ejemplo que se pueda, tengo entendido, que hay forma de hacerlo, hay personas que supuestamente venden por alguna aplicación, un producto alimenticio, pero en realidad es venta de drogas.

Entonces, hay formas de delinquir que, a veces, duran un poquito más, hay otras que se sofistican, hay otras que se pueden comprar, por ejemplo, piratería de ciertos productos; por ejemplo, ciertos cigarros que se pueden comprar través de las redes sociales, en algunas plataformas, pero luego las dan de baja, las quitan por un tiempo y luego las regresas al mercado de lo ilícito.

La base es lo que decía: mientras un delito se pueda cometer con cierta facilidad, la ejecución del delito sea más barata, es decir, genera muchos más ingresos respecto a otra y haya una alta impunidad, ahí va a haber delincuencia.

Mientras se sepa que se comente algún delito y se tiene un 20% de probabilidad de ser detenido, pero hay otro, donde el porcentaje es de noventa y 5% de probabilidad de no ser detenido, pues entonces es más probable que se comenta el delito en donde es menos probable la detención, aun cuando el ingreso tal vez sea menor respecto a otro delito. Son valuaciones; hay que considerar que, así como el principio básico de la economía, los delincuentes son actores económicos absolutamente racionales y va a ir los negocios que generar más al menor riego posible”.

*La manipulación de ductos ha
ocasionado explosiones. Foto: Especial.

AMPLÍAN SU “CARTERA DE NEGOCIOS”

La delincuencia organizada ha ampliado su “cartera de negocios” al robo de combustible o huachicol, una incesante y jugosa fuente de recursos a partir de los pinchazos a los ductos de Pemex.

Las pérdidas económicas ordeñas y extracción de gas LP ascienden a cerca de 20 mil millones de pesos anuales, reconoció Pemex.

El fenómeno del robo de gas LP, también conocido como huachigas, ha generado afectaciones a empresas formales del sector, que señalan pérdidas, desplazamiento de rutas y riesgos para la población. 

Según el estudio, titulado Tomas clandestinas ductos de petrolíferos y gas LP 2024, elaborado por el Igavim: Puebla encabeza la lista, con 426 reportes; seguido de Veracruz, con 245; Tlaxcala, con 127;  CDMX, con 94; Oaxaca, con 25, y Querétaro, con 16. Ante esto, distribuidores advierten que el control de zonas de reparto por parte de grupos delictivos ha provocado extorsiones, amenazas, robo de unidades y clonación de equipos.

LE APUESTAN AL TABACO Y ALCOHOL

En Sonora, desde la pandemia, los grupos de la delincuencia organizada dedicados a las lucrativas actividades de tráfico de drogas e indocumentados a EU comenzaron a buscar otros negocios y lo encontraron en el comercio clandestino de alcohol y tabaco.

Primero, con la escasez de cerveza comenzaron a implementar los aguajes móviles, servicios de entrega de bebidas alcohólicas.

Al ver que el negocio era muy lucrativo, comenzaron a presionar a los aguajes establecidos en casas para extorsionar a sus propietarios y ponerlos al servicio del cártel, quienes se negaban a colaborar sufrían las consecuencias.

Junto a éste, criminales comenzaron a incursionar, en paralelo, al comercio de tabaco y vapeadores, llegando a las tienditas o abarrotes para extorsionar a sus dueños y exigirles que vendan cigarros “piratas”, actualmente prácticamente todas las cajetillas que se venden son cigarros importados ilegalmente.

Por Daniel Sánchez Dórame.

FLORECEN LAS NARCOMULTAS

Los grupos criminales que operan en Guanajuato han encontrado en la extorsión el emprendimiento perfecto para tratar de resarcir las pérdidas que les ocasionan los operativos contra narcotráfico y huachicoleo.

Celaya y Salamanca son ejemplos claros de ciudades hundidas en el llamado cobro de piso, pues decenas de locales en las principales calles de la zona centro, están cerrados. Otro emprendimiento está en la colocación de narcomultas en vehículos particulares que se estacionan en las calles del centro de la capital cajetera.

Las papeletas contienen un código QR, el cual las autoridades recomiendan no escanear para evitar el robo de datos personales.

Por Andrés Guardiola.

*El viernes fue detenido Hugo Francisco “N” dirigente de
Gestión y Organización Popular Emiliano Zapata;
lo indagan por despojo. Foto Especial.

DESPOJADORES COBRAN “PROTECCIÓN” DE CASAS

El crimen organizado en el Estado de México, primero, apareció disfrazado de organizaciones y sindicatos benevolentes que “ayudarían” a habitantes, comerciantes y transportistas que eran víctimas de extorsión y cobro de piso; sin embargo, ahora se dedican al despojo de propiedades y les exigen grandes cantidades de dinero a los afectados para “brindarles protección”; sus principales víctimas: adultos mayores.

Lo anterior, en contubernio con funcionarios, tanto estatales como municipales que los utilizan como grupos de choque y de jueces que ayudan a inventar o legalizar documentación falsa.

Grupos que llamamos nosotros violentadores sociales que se mueven dentro de lo social al terreno de lo ilegal, eso no existía antes de 2017, no existía este tipo de organizaciones, los 300, los Uson, los Mayas, los Troyanos”, señaló el secretario del ayuntamiento de Ecatepec, Faustino de la Cruz.

Ecatepec, donde se han recuperado en los últimos dos meses 60 inmuebles, es uno de los municipios donde más casos de despojo se registran y donde se ha detectado la mayor presencia de estos grupos.

Las denuncias y las detenciones que se han concretado en Ecatepec, en esta coordinación del gobierno federal, estatal y municipal, son personajes vinculados a estos grupos que operan, principalmente, en fraccionamientos como Las Américas y Los Héroes, donde muchas familias compraron sus casas, pero al quedar lejos de sus centros de trabajo no las habitan, lo que aprovechan estos grupos delincuenciales”, apuntó.

El abogado Ricardo Rodríguez, quien lleva cinco casos de despojo en la zona de Ecatepec y Tecámac, resaltó que muchos de los operadores de este tipo de grupos tienen relación con funcionarios, por lo que actuaban con impunidad.

En temor que provocan estas organizaciones ha hecho que muchos grupos de seguridad que contratan en las unidades habitacionales para resguardarlas renuncien y entonces les cobran para “evitar que alguien invada las casas que se encuentran desocupadas o son habitadas por adultos mayores”, apuntó Rodríguez Martínez, del bufete de abogados Ramírez y asociados.

FUENTE: EXCELSIOR

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