¿Cuál es la intención de Anabell Ávalos, tendrá éxito en su proyecto?
Por José Luis Ramírez Romero
Es pertinente preguntarse cuál es el propósito de la “gira de agradecimiento” que la ex candidata a la gubernatura Anabell Ávalos Zempoalteca realiza por los distintos municipios del estado.
Ante la falta de un liderazgo que aglutine al priismo tlaxcalteca, se pudo suponer que la ex alcaldesa capitalina podría disputar la dirigencia estatal que Noé Rodríguez Roldán dejó por la actitud injerencista del CEN que preside Alejandro Moreno Cárdenas, quien ha llevado al tricolor a vivir los momentos más duros de su historia.
Sin embargo, sería ingenuo pensar que esta es la primera o única opción de quien quedó en segundo lugar en la elección de Gobernadora de junio de 2021.
Tras perder la máxima magistratura ante la morenista Lorena Cuéllar Cisneros, Anabell Ávalos se alejó de la actividad política.
Su reaparición ocurrió el pasado 2 de febrero, con una publicación en redes sociales en la que compartió una imagen con la coordinadora del PRI en el Congreso local, Blanca Águila Lima, y el diputado federal Mariano González Aguirre, con un mensaje que convocaba a la unidad para el fortalecimiento del PRI.
A principios de marzo, anunció la apertura del Hotel Boutique Spa Santa María, en su domicilio en Santa María Ixtulco.
Para entonces, resultaba un hecho su incorporación al ámbito empresarial, al poner en marcha previamente el restaurante Tlaxcala Café, ubicado en el centro de la capital. Ni siquiera se pronunció por las irregularidades financieras por 6.7 millones de pesos que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) identificó en torno al manejo de recursos del Fortamun, durante su último año de gestión al frente de la Presidencia Municipal de Tlaxcala.
¿Cómo es que una persona que encuentra condiciones para prosperar financieramente, luego de perder la principal elección en el estado y militar en un partido desprestigiado, decide volver al ruedo político?
La respuesta se puede asomar en las declaraciones ofrecidas a El Sol de Tlaxcala en una entrevista realizada a un año de la elección del 6 de junio.
Como sucede en las historias de quienes se asumen como víctimas de las circunstancias, Anabell Ávalos lamentó que haya habido traiciones y simulaciones en su campaña, lo que indica que, hasta el último momento, no dejó de verse como alguien que acepta haberse subordinado a decisiones de alguien por encima de ella, como una simple candidata.
Resultó obligado preguntarle por el apoyo que recibió del entonces titular del Poder Ejecutivo, a lo que respondió que el exgobernador “debió de haber tenido la responsabilidad y el compromiso de refrendar el triunfo; Tlaxcala lo sabe, y yo no hablaré más del tema porque no tiene caso y no vale la pena”.
En esa expresión, Ávalos condensó su desilusión y frustración por un resultado que no le favoreció. ¿A caso quería que el gobernador ganara la elección para ella? Si es así, ¿por qué aseguró entonces que, con una votación “extraordinaria” de más de 232 mil sufragios, la coalición “Unidos por Tlaxcala” demostró lo que se puede hacer con una campaña austera y sin recursos, más aún cuando sostiene que esos votos fueron en su mayoría de personas sin relación a los partidos?
Su velado cuestionamiento responde a una expectativa incumplida que parece dejar de lado factores importantes, como la alta intención de voto a favor de Morena y Lorena Cuéllar, el gran nivel de aceptación del gobierno que encabeza Andrés Manuel López obrador, así como la incapacidad de “Unidos por Tlaxcala” de acordar candidaturas comunes para todos los cargos en disputa, pero, sobre todo, un hecho irrefutable: la abanderada de la coalición tenía nombre y apellido, y no era la persona que ocupaba la titularidad del Ejecutivo estatal.
En ese entendido tampoco tiene lógica su expresión “Yo no perdí, perdió Tlaxcala”, sencillamente, porque, a un año de la elección, ella no está despachando en Palacio de Gobierno, y el estado y su gente ha salido adelante a pesar de los efectos de la pandemia por Covid-19, con una gobernadora que se ha mantenido desde el arranque de su gestión en el Top 10 de los mandatarios estatales con mejor aprobación ciudadana.
Esa arrogancia es la que denota que no ha vuelto humilde ni sencilla, porque no termina de entender que, en su campaña, hubo exceso de confianza.
Ahora, el recorrido que emprende por los 60 municipios es, en efecto, una decisión personal y no partidista, pero miente al afirmar que no es una gira política, porque, como política de la vieja escuela, vuelve para hace suyas las “exigencias y demandas” de los más vulnerables, acompañada por liderazgos de las demarcaciones que visita, con la única intención de “unir y trabajar juntos”.
Evidentemente, Anabell Ávalos se prepara para participar en la próxima elección federal.
Por eso no concentra sus esfuerzos en reagrupar al PRI, sino en recuperar relaciones y compromisos con miembros de las fuerzas políticas que integraron la alianza que la postuló el año pasado.
Busca anticiparse a la decisión de las dirigencias nacionales, que han recibido severos reclamos por los exiguos resultados de la coalición “Va por México”.
La intención deliberada de dejarse ver con figuras que son referencia de los principales grupos políticos de los partidos que la apoyaron indica que ya tiene proyecto.
Y mientras los institutos políticos de oposición enfrentan pugnas internas para tratar de mantener su control, la ex candidata a la gubernatura se presenta como conciliadora de intereses comunes.
Ya se verá qué tiene que decir Anabell Ávalos cuando asuma la presidencia de la asociación civil “Causa Común Tlaxcala 2021” y cómo actuará en la conformación de sus enlaces municipales.
La actividad política no duerme. Siempre demuestra que se puede despertar más temprano.