¿Así o más claro?
Las granizadas, los fuertes vientos, las presas y lagunas secas son una entrada a lo que le espera a Tlaxcala en los próximos años, si el daño no se detiene en medio siglo las condiciones serán precarias; no todo es salvar perritos
¿Así o más claro?, es la pregunta que seguramente nos está haciendo la naturaleza en Tlaxcala, con tantos cambios climáticos que se han presentado y con tanta indiferencia, por parte de la sociedad y por parte de los gobiernos, para contrarrestar lo que se pueda de lo que ya se ha iniciado.
Hace algunos años se hablaba del calentamiento global y de las condiciones que poco a poco iban a ir apareciendo; parecía un futuro distante, ahora es el presente que nadie quiere entender y que se puede salir de control en cualquier momento.
Y si bien muchos de estos fenómenos no dependen de lo local, algunos sí están aún a nuestro alcance y quizás lo que podemos contrarrestar sea una de las cosas más importantes: la falta de agua.
Las presas que se están secando más de lo debido a consecuencia de la prolongación de la falta de lluvias puede ser algo de lo que ya debemos, como sociedad y como gobierno, comenzar a trabajar, no como bandera política para el proceso electoral que se avecina, sino con la intención de prolongar las condiciones habitables en la entidad.
Ya tuvimos como ejemplo a Nuevo León, y Tlaxcala no está distante de padecer el mismo problema si no comenzamos a actuar, no a concientizar, porque para eso ya hubo tiempo, ahora es actuar y rápido.
Ahí tenemos a Zacatelco, a Acuitlapilco y a Huactzinco. En Zacatelco ya hubo acciones para rescatar la presa de Ateozintla y al parecer se reaccionó a tiempo, en Huactzinco un grupo de jóvenes ya comenzó a buscar las formas para algo similar, y en Acuitlapilco ya está el plan, pero no se comienza a ejecutar aún.
Hace unos días su servidor charlaba con alguien inmiscuido en una empresa privada que desde hace varios años se ha señalado como la que se “roba” el agua de Apizaco, sí, la refresquera, y esa persona aseguraba que hay posibilidad de tener más agua, claro, con el presupuesto y con la infraestructura para extraerla, porque, dice, el agua está ahí abajo, solo que más abajo que de costumbre.
Lo malo es que extraer esa agua podría traer consecuencias, una de ellas los asentamientos o hundimientos, como el socavón de Puebla, para esto se desprende una posible solución: lograr que los mantos freáticos se recarguen para no tener que hacer más huecos en la tierra, y eso se logrará captando agua para su filtración.
El proyecto de los 500 jagüeyes del gobierno estatal es bueno, pero quizás no sean suficientes. Por consecuencia, posiblemente cada comunidad, cada ejido requiera de más de uno, pero eso sí, costará mucho trabajo y tiempo.
La otra posible solución está en la reforestación, a través de más árboles podría contrarrestarse la falta de agua en el subsuelo, pero la tala, el descuido de las zonas boscosas y las plagas que atacan y merman los bosques es otro reto por vencer.
En Tlaxcala la tenemos difícil, sobre todo porque no se hizo nada a tiempo, así que lo mejor es empezar ya; algunos años de desventaja es mejor que no intentarlo, la sociedad, ahora, tiene en sus manos detener o por lo menos aminorar el desastre que ya se ve y que se nota cada vez que hay granizadas, vientos que derriban árboles e inundaciones que afectan los campos y las comunidades donde antes no había consecuencias.