OpiniónPORTADA

Resonancia: 4T a la Tlaxcalteca

ÉRASE UNA VEZ… // Por: Penélope García Lozano

Casualidades de la vida pública, Lorena Cuéllar Cisneros es una figura política igual de irrepetible para el estado, como lo es el presidente de la República para la historia política moderna del país.

Líderes carismáticos, acostumbrados a mantener cercanía con la gente, de mucha sensibilidad. Pocos rasgos los diferencian: la gobernadora electa acostumbrada a gestionar; el presidente más a conectar y comunicar con los códigos y lenguaje del pueblo.

Ahora, el gobierno de Cuéllar Cisneros pinta a ser una caja de resonancia de las líneas de acción y principios pragmáticos del gobierno federal. Y en su caso, complemento también del soporte toral que son los programas sociales del gobierno del tabasqueño.

Así lo ha venido anunciando constantemente la gobernadora electa, quien ha gozado del reflector político prácticamente con exclusividad desde su triunfo.

De sí, el gobernador saliente nunca tuvo un estilo protagonista y gozoso del reflector, y ahora dejó por completo la escena pública a su sucesora.

El poder no tiene vacíos. Desde el 7 de junio el gobierno de Marco Mena se vació y fácticamente fue cediendo el poder a la morenista. Otro símil con lo que fue la transición Peña-Obrador.

La mano de Lorena Cuéllar ya se siente en muchas esferas de poder y la vida pública. Sus decisiones no se ven pero si se han sentido. Es ya, quien gobierna y estelariza en solitario.

Algo que quizá deberá tener en cuenta la gobernadora electa en estos días previos a su asunción y en sus primeros meses de gobierno es administrar las expectativas de cambio que tienen en ella sus votantes. El perfil de sus votantes en líneas generales es gente que quiere un cambio, un tanto en la línea del gobierno federal y sus programas; y quienes querían castigar al gobierno saliente y su marca partidista.

Muchos de sus anuncios sobre el futuro estilo y líneas de su gobierno tienden a generar más expectativas en la ciudadanía. Todos llenos de buena fe pública pero que resultan ya demasiados para vaticinar que no todos serán posibles en corto plazo.

Hay que tener presente que todo ejercicio de poder desgasta en alguna medida; la popularidad de Lorena Cuéllar es importante y seguro tendrá empeño en que al gobernar se mantenga, no obstante, su votación fue considerable, no tiene mucha necesidad de legitimarse más.

Por lo pronto, la clase política y los tlaxcaltecas en general están pendientes de lo que se antoja un nuevo actuar así como un estilo político y de gobernar contrastante con lo que la historia reciente local ha dado.