Pan de Fiesta de Tlaxcala tradición desde hace más de 300 años
Destaca Sectur al Pan de Fiesta en Día Nacional de la Gastronomía Mexicana
El pan de Fiesta de Tlaxcala se realiza desde hace más de 300 años, destacó la Secretaria de Turismo de Tlaxcala (SECTURE) en el Día Nacional de la Gastronomía Mexicana.
La SECTURE Tlaxcala dio a conocer que también es conocido como “Pan de Burro” porque era transportado en el lomo de este animal, es originario de San Juan Totolac y San Juan Huactzinco; es cocido en horno de piedra y envuelto en hoja de zapote, se transporta en huacales y es consumido en casi todas las fiestas del país para los “moles” y fiestas patronales.
”El Pan de Fiesta originario de San Juan Totolac y San Juan Huactzinco se transporta en huacales y es consumido en casi todas las fiestas del país”.
Al igual que muchos productores, el COVID-19, vino a afectar sus ventas ya que se cerraron y clausuraron todas las ferias en la República, donde comúnmente se comercializa el pan, sin embargo, los productores lo siguen elaborando con mucho amor este pan tradicional que incluso va trascendiendo fronteras y costumbres pues también se vende en los pueblos del Estado aunque no sea fiesta.
De nuez, piñón, natural y nata, así como rellenos, son vendidos y elaborados en hornos de leña y ladrillo, los habitantes siguen con esta tradición que es heredada de generación en generación.
También unos 600 artesanos siguen el oficio centenario en la elaboración de pan de fiesta en San Juan Totolac y San Juan Huactzinco, que ya se conoce en el interior del país y hasta en Estados Unidos de Norteamérica por su sabor.
Asimismo en el pasado, el pan de fiesta era conocido como “Pan de Pulque”; esto se debe a que el pulque era uno de los ingredientes que no podía faltar para su elaboración.
Además de dar sabor, el pulque fungía como levadura, con lo cual el pan se hacía esponjoso. Actualmente no todos los panes se hacen con pulque, ya que lo encarece y en algunas regiones es difícil de conseguir.
El nacimiento del pan de fiesta data de inicios del siglo XX, época en que era muy rudimentaria la forma de hacerlo. En ese entonces, el pan se hacía dentro de las casas y se procuraba que tuviera pulque para que duplicara su tamaño. Se tendían telas sobre los petates y las manos de hombres y mujeres amasaban harina, azúcar, agua y pulque. Debido a la demanda, al pan se le comenzó a agregar mantequilla o manteca de cerdo, con lo cual mejoró la calidad y tomó la forma actual.