La moda que incomoda: gente en pijama por las calles; ¿estilo o fodonguez?
En una sociedad que suele imponer códigos estrictos de apariencia, salir en pijama podría ser una forma de rebelarse contra las expectativas sociales
Excélsior Digital
¿Moda o fodonguez?
La moda de usar pijamas en público está ganando terreno en la Ciudad de México, generando opiniones divididas entre quienes la ven como una expresión de libertad y comodidad, y quienes consideran que atenta contra las normas de presentación en espacios públicos. Esta tendencia, que tuvo sus raíces en el confinamiento y el auge del home office, refleja un cambio en la percepción de la ropa cómoda como símbolo de autenticidad o incluso rebeldía. Sin embargo, no está exenta de críticas, ya que algunos consideran que proyecta descuido y desinterés por el entorno. Este fenómeno no es exclusivo de México, ya que debates similares se han dado en otros países como Reino Unido y China. ¿Es la «moda pijama» una revolución en el estilo urbano o un desafío a los códigos sociales
En la Ciudad de México, un fenómeno que hace una década habría sido motivo de vergüenza se está convirtiendo en parte del paisaje urbano: personas deambulando por las calles, supermercados y hasta cafeterías vistiendo ropa de dormir. Lo que para algunos es un símbolo de comodidad y auténtico desinterés por las normas sociales, para otros es una afrenta al buen gusto y las reglas implícitas de la vida pública.
Un fenómeno post-pandémico
La pandemia de covid-19 transformó radicalmente nuestras costumbres. El encierro obligó a muchos a priorizar la comodidad sobre la apariencia, y el home office legitimó pasar todo el día en pijama. Sin embargo, lo que comenzó como una necesidad práctica ahora parece haberse instalado como una declaración de estilo
En avenidas principales y centros comerciales de la capital, es cada vez más común ver a personas luciendo batas, pantuflas y pijamas con estampados infantiles o festivos, accesorios que antaño eran reservados para la intimidad del hogar. Este cambio está generando un debate que va más allá del vestuario: ¿es una expresión de libertad o una falta de respeto al espacio público?
La «pose» del desenfado
Algunos consideran que esta moda no es tan inocente como parece. «Se sienten como Mark Zuckerberg en bata y pantuflas, proyectando una imagen de desenfado, como si el tiempo y las preocupaciones no les afectaran,» comenta una crítica de la tendencia. Para este grupo, más que una simple opción de vestuario, salir en pijama es una forma de ostentar privilegio: una vida sin horarios estrictos ni responsabilidades apremiantes.
Sin embargo, detrás de esta «moda», también podría haber una búsqueda de autenticidad. En una sociedad que suele imponer códigos estrictos de apariencia, salir en pijama podría ser una forma de rebelarse contra las expectativas sociales y demostrar que la comodidad y el bienestar personal pueden prevalecer sobre las normas de etiqueta.
Reacciones mixtas
No todos están a favor de este movimiento. «Me parece una falta de respeto,» dice Teresa Jiménez, cliente de un café en Polanco. «Hay lugares y momentos para todo. Salir en pijama da una imagen de descuido y desinterés por el espacio público.»
Por otro lado, Luis Contreras, un joven universitario, defiende la práctica: «Es ropa como cualquier otra. Si me siento cómodo y no estoy molestando a nadie, no veo por qué debería ser un problema.»
Opiniones destacadas en redes
El debate se ha trasladado a redes sociales, donde abundan las posturas encontradas:
Norma Mireya (@norma_mireyacr): «Creo que llamar asno a alguien por vestir en pijama o que una persona vestida así afecte tanto para considerarlo una falta ya dice mucho, pero no de la chica de la foto precisamente. ¡Sus prejuicios son todos suyos!»
Aleksander (@shouldent): «Yo salgo en pijama cuando mejor me siento… así que autoestima baja no creo.»
BROTADELA R (@Loquepasopaa): «Cuando ves el poco amor que le da al hijo, que lo tiene que llevar en pijama a Warner porque no le compra un trapo, pero ella vive día a día comprándose mil boludeces, se te quita la pena.»
Florecita (@nanchiteca): «No me gusta. No lo permito, dentro de la casa pueden estar en pijama, pero se levantan y se meten a bañar, es la indicación con mis hijos y mi esposo está de acuerdo. Fuera de la casa, no pijamas, no chanclas, bañados. Uno nunca sabe qué va a pasar en el día.»
Rayado Chill (@RayadoIng): «Yo creo que al contrario. Si tienes la confianza para salir en pijama y sin arreglarte tienes el autoestima mucho más alta que la persona que siente que se tiene que peinar, perfumar y arreglarse para ir a comprar despensa.»
SHL (@Lhaspence): «Demasiado es aguantar a la gente apestando a cama como para todavía tener que verlas en pijama, la verdad es que no entiendo.»
Rocío (@RocioGuzman_a): «No veo la hora de que me internen y estar acostada, en pijama jugando jueguitos, ¡sí señor!»
RegiaLibre (@RegiaLibree): «Le pasó dos veces a una conocida, la 1ª fue a dejar al hijo al colegio y la mandaron a dirección y así fue. La 2ª chocó en el camino, estuvo 4 horas en pijama esperando al seguro, tránsito y grúas, ¡y lloviendo para acabarla!»
Una tendencia con trasfondo
Más allá de las posturas a favor o en contra, esta moda refleja los cambios profundos que está experimentando nuestra sociedad. La pandemia marcó un antes y un después en cómo entendemos la ropa y su relación con nuestra identidad. Hoy, la pijama puede ser un símbolo de rebeldía, una declaración de autocomplacencia o simplemente una práctica cómoda y sin pretensiones.
Sea como sea, la «moda pijama» está aquí, incomodando a algunos, empoderando a otros y generando un debate que parece estar lejos de terminar. ¿Tú qué opinas?
¿Estás a favor o en contra de usar pijama en público? ¡Comparte tu opinión con nosotros!
¿Consideras que esta tendencia refleja autenticidad o desinterés? Déjanos tus comentarios.
¿Te sumarías a la «moda pijama» o prefieres mantener los códigos tradicionales?
N. de la R. La tendencia de usar pijama en espacios públicos no es exclusiva de la Ciudad de México. En otros países, como Estados Unidos, China y el Reino Unido, también se han registrado debates similares sobre el uso de ropa de dormir fuera del hogar. Por ejemplo, en el Reino Unido, algunos colegios han prohibido a los padres llevar a sus hijos a la escuela vistiendo pijamas, citando como motivo la necesidad de respetar las normas de presentación personal. Asimismo, en 2010, el gobierno de Suzhou, China, lanzó una campaña para desalentar el uso de pijamas en espacios públicos durante la Expo Mundial, argumentando que no proyectaba una buena imagen internacional. En cuanto al impacto sociológico de esta tendencia, estudios recientes sobre la moda post-pandémica han destacado cómo las prendas relacionadas con la comodidad (como pijamas, sudaderas y ropa deportiva) han dejado de ser exclusivamente «ropa de casa» para convertirse en piezas de moda aceptadas en contextos urbanos. Según un informe de McKinsey & Company sobre las tendencias globales de consumo en 2024, el 35% de los consumidores en mercados urbanos priorizan la comodidad por encima de la estética tradicional, lo que ha llevado a un aumento en las ventas de ropa informal y «athleisure» desde 2020. Finalmente, es importante señalar que esta tendencia puede tener un trasfondo económico: optar por usar pijamas como vestimenta cotidiana podría estar relacionado con el ahorro en la compra de ropa formal o de moda, lo que, para algunos sectores, es una decisión práctica en medio de la crisis económica derivada de la pandemia. Sin embargo, también genera tensiones sociales sobre los estándares de comportamiento en los espacios públicos y los códigos implícitos que estos imponen.
Fuente: EXCELSIOR