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Maíz nativo de Ixtenco se exporta a Estados Unidos

Desde hace tres años campesinos del oriente venden maíz morado, rojo, azul y amarillo a restaurantes de la Unión Americana, aunque para poder cumplir con la alta demanda requieren implementar tecnologías y sumar a más productores

El maíz nativo del municipio de Ixtenco ya se exporta a Estados Unidos; se trata de semillas de color, principalmente morado, rojo, azul y amarillo, que compra una empresa y los lleva a la Unión Americana para surtir en restaurantes específicos.

Desde hace tres años, campesinos del oriente han sido solicitados por Tamoa, una empresa mexicana dedicada a la compra de semillas nativas, como maíz y frijol, para conectar a los agricultores con restaurantes donde se venden productos alimenticios de buena calidad, principalmente en Ciudad de México y algunas zonas de Estados Unidos.

Después de 20 años de trabajar para la defensa del maíz de color como un alimento nativo de la cultura otomí, a partir de 2017 los productos de los campesinos traspasaron las fronteras nacionales; hasta ahora siete agricultores de Ixtenco ya cumplen con los requisitos, pero necesitan implementar tecnologías y nuevos métodos para poder cumplir con la demanda que ahora les solicitan.

Al principio, cuando el contacto entre los campesinos otomís y los representantes de Tamoa se dio, la solicitud fue de poco más de una tonelada de semilla, para el 2019 el pedido ya fue de 30 toneladas, lo que los agricultores no pudieron reunir, sobre todo por la calidad y los requerimientos sanitarios que se deben cumplir.

Para poder exportar, dijo Cornelio Hernández para un medio de comunicación estatal, el maíz debe ir libre de hongo, de plagas, literalmente debe ser maíz de primera, pero la mayoría de los productores de Ixtenco no están acostumbrados a eso y su producción es rechazada.

También deben reunir ciertos requisitos, por ejemplo, tener cultivos agro-ecológicos, en donde se apliquen solo ciertos productos herbicidas y cantidades bajas de fertilizantes químicos, aunque entre los campesinos del pueblo otomí aún existe resistencia al cambio.

Para este año, y al no cumplir con la alta demanda, Tamoa se llevó solo poco más de cuatro toneladas, aunque la intención es seguir mejorando y que en un futuro no muy lejano puedan alcanzar los estándares para exportar una mayor cantidad y que también sean más agricultores los que vendan a nivel nacional e internacional.

El solo hecho de que el maíz nativo de Ixtenco ya se está vendiendo a nivel nacional ha empoderado a los campesinos, quienes hasta ahora ven con buenos ojos que el proyecto crezca, y aunque existe resistencia, los que ahora están involucrados trabajarán para que pronto sean más, y su lucha por rescatar el maíz nativo tenga frutos.